Recurrir a un profesional para vender nuestro piso es muy habitual. La falta de tiempo para llevar a cabo la tarea, así como la tranquilidad de que la inmobiliaria se encargue de todos los pasos es crucial a la hora de decantarnos por la contratación de este servicio. Pero, ¿todos los agentes son igual de interesantes para sacar adelante la compraventa de la vivienda? ¿Podemos fiarnos de los vendedores más jóvenes?

Profesionales cada vez más jóvenes

Si echamos un vistazo a los portales de trabajo, encontraremos con que existen muchísimos anuncios para vendedores en este sector. No obstante, lo más chocante es que, en función del tipo de inmobiliaria, no siempre buscan personal con experiencia. De hecho, en las grandes compañías apuestan por gente joven e, incluso, sin experiencia. Debido a ello, es posible que en el momento que acudamos a la agencia más popular nos encontremos con gente muy joven. ¿Es esto un verdadero problema? ¿Deberíamos intentar que nos atienda un vendedor de mayor edad?

El último estudio de la red global FIABCI señala que los profesionales menores de 35 años cerraron en 2018 el 25% de las operaciones. De seguir como hasta ahora, se estima que durante este año este dato crezca en un 5%, lo que supondría cerrar 125.000 operaciones de las 500.000 totales.

¿Qué debería tener el agente inmobiliario perfecto?

Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de trabajar con una inmobiliaria es que la persona que se hará cargo de nuestro caso nos genere confianza. Sin esto da igual la efectividad de la compañía o el precio que nos digan que pueden conseguir. Por lo tanto, antes de cerrar un contrato con el vendedor, es importante que nos sentemos a hablar con él y ¡veamos qué tiene que ofrecernos.

Lógicamente, si queremos al mejor profesional de la inmobiliaria, deberemos acudir al agente con mejor (que no mayor) trayectoria profesional. Por ejemplo, una buena formación puede serle útil para algunos partes del proceso. Sin embargo, de poco le servirá tener estudios superiores si luego no conoce el mercado en el que está situado nuestro piso. Por lo tanto, lo primero será comprobar su control sobre el estado actual de la venta de pisos en nuestra zona. Lógicamente, cuanta más experiencia tenga, mayor control debería tener. No obstante, un vendedor joven entregado puede conseguirlo en poco tiempo.

Otro aspecto que debemos valorar es la actitud hacia nuestra vivienda en concreto: su primera visión de la situación nos puede decir mucho de cómo la pretende vender a posibles compradores. En este punto también podemos pedirle que nos de unas pinceladas de cuál será su estrategia, qué pasos va a seguir y con qué herramientas va a trabajar (bases de datos, plataformas online…). Con todo ello podremos hacernos una una ligera idea de si nuestro piso es uno más en su lista o una prioridad, con lo que la transacción no se estancará más tiempo del necesario.

Por último, pero no por ello menos importante, es importante que nos convenza de que defenderá de nuestros derechos. Esto es un poco complicado de ver a simple vista, ya que un buen vendedor nos puede dar gato por liebre.

¿Tu agente inmobiliario es más joven que tu? ¡No te asustes!

La venta de nuestro mayor bien puede generarnos mucho respeto, por lo que es normal que acabemos buscando a un profesional que nos dé cierta tranquilidad. En cambio, si observamos que el agente que nos pone la inmobiliaria es más joven que nosotros o detectamos que tiene poca soltura en nuestro primer encuentro, es comprensible que queramos salir corriendo.

Ahora bien, antes de hacerlo, es importante que aprovechemos la ocasión para ver qué nos puede ofrecer. Por ejemplo, los buenos resultados de los vendedores más jóvenes viene dada por su buen uso de las tecnologías. Así, es muy posible que nos hagan un mejor plan de marketing para la venta en los portales inmobiliarios o fotografías más cuidadas. En definitiva, es importante no dejarnos llevar por las primeras impresiones y sacar lo mejor del profesional que tenemos delante.