La recepción de las visitas es una de las etapas más relevantes para vender un piso. Es justo en este momento en que nos vemos cara a cara con los potenciales compradores y que tenemos la oportunidad de que estos caigan rendidos (o no) ante los encantos de nuestra casa. Por esto, es fundamental preparar una puesta en escena y cuidar al máximo los detalles. Hay que tener en cuenta que, según algunos expertos del neuromarketing, a una persona solo le bastan unos pocos minutos para hacer un primer barrido visual a nuestra casa y decidir si le gusta o no. ¡Así que debemos impactar desde el minuto cero! ¿Y cómo logramos enseñar nuestra vivienda en venta con éxito? En este artículo te contamos 5 pequeños detalles que pueden hacer la diferencia.

1. La limpieza y el orden son básicos indispensables

A nadie le puede gustar una casa que luzca sucia y desordenada. Por esto, antes de recibir a las visitas debemos dedicarnos a hacer una limpieza profunda de todos los espacios, incluso, de aquellos rincones que a simple vista pueden pasar desapercibidos. Nunca sabemos si alguno de los visitantes es lo suficientemente curioso como para fijarse en estos detalles.

Asimismo, debemos evitar tener objetos personales u utensilios desparramados por doquier. Es mejor guardarlos y evitar la acumulación de cosas en los espacios. También es conveniente deshacernos de aquellos muebles que estén rotos o en mal estado, ya que pueden transmitir una mala imagen. Si tenemos demasiado mobiliario, otra opción es guardarlos en un trastero hasta que nos mudemos. Hay que tener en cuenta que el exceso de mobiliario puede hacer ver que la casa es más pequeña de lo que realmente es.

 

2. Planea un recorrido y ¡síguelo durante las visitas!

Los expertos recomiendan que antes de recibir a las visitas en la casa pensemos en un recorrido estratégico a seguir durante el encuentro. Para ello, debemos intentar ver nuestro piso con ojos críticos y detectar cuáles son las estancias más llamativas y comenzar por una de ellas el tour. Así, la primera impresión que se llevará el comprador será buena.

Las estancias menos agraciadas o con algunos defectos (por ejemplo, esa que tiene una hendidura en el parqué) es mejor enseñarlas en la mitad de la visita y finalizar con el punto más fuerte del piso, ese que sabemos que puede ser determinante en la decisión de un comprador como, por ejemplo, una amplia terraza o unas lindas vistas. La persona se quedará con esta visión y será lo último que recordará.

3. Vigila la temperatura de la casa

La temperatura es muy importante y es un pequeño detalle que muchas veces se le pasa por alto a los vendedores y que puede hacer que el comprador se sienta incómodo durante el encuentro. Esto puede hacer que no se concentre en lo que es realmente importante: ver la casa con todo detalle.

Si la ciudad donde vivimos hace demasiado frío y estamos en pleno invierno debemos poner la calefacción. Seguramente ya lo hacemos para nuestro confort, pero debemos tener en cuenta que, a veces, nuestra temperatura corporal puede ser diferente a la del resto. Así, si somos personas “calurosas” y nos gusta el frío, es probable que pongamos la calefacción muy baja, lo que puede resultar incómoda para otra persona. No queremos que piensen que la casa es fría de por sí y que no podrán vivir a gusto en ella. Es un pequeño detalle que no debemos pasar por alto.

4. Deja entrar toda la luz en la casa

La luminosidad es uno de los factores mejor valorados por los compradores. Un piso exterior, en el que entra luz natural tiene más probabilidades de generar interés que uno que es totalmente interior.

Por esto, si el nuestro tiene la suerte de recibir sol durante el día, debemos abrir todas las cortinas y ventanas y dejar entrar la luz a todo da. Claro está que, si este es nuestro caso, debemos procurar agendar todas las visitas de día, justo a esa hora en la que sabemos que nos da más el sol. De esta manera, el visitante podrá percibir esta ventaja por sí mismo y no solo por las fotos que ha visto en el anuncio.

5. Si tienes mascotas, toma tus precauciones

Muchas personas amamos a los animales, pero sabemos que algunas no lo hacen tanto o, incluso, aunque lo hagan, son alérgicas a ella. Por esto, si queremos evitar malos ratos, tanto a nuestro visitante como a nuestro amigo peludo (algunos animales, especialmente los gatos, se sienten incómodos con la presencia de desconocidos), debemos tener en cuenta tanto el carácter de nuestro animalito como el gusto de la persona que va a venir a visitar y tomar precauciones.

Por ejemplo, podemos comunicar a la persona previamente que tenemos mascota y preguntarle si no tiene problemas que el animal esté durante la visita. Si la persona sufre de alergia al pelo de los perros o a los gatos, podemos pedir a un familiar o amigo conocido que lo cuide durante la visita de esa persona.

Si el asunto es que nuestro amiguito es un poco inquieto y puede reaccionar a la presencia de un desconocido, podemos pedir a otra persona que lo saque a pasear durante el encuentro (o hacerlo nosotros, si estamos vendiendo el piso con una agencia inmobiliaria) o meterlo en su transportín el tiempo que dure la visita para que no se ponga tan nervioso.