Conseguir que un banco nos preste dinero si pasamos por problemas económicos es una misión prácticamente imposible. Pero si disponemos de una vivienda en propiedad, existen varias compañías de capital privado que sí pueden concedernos sus préstamos con garantía hipotecaria. Estos productos nos pueden venir bien para, por ejemplo, reunificar deudas, aunque también tienen sus inconvenientes. En este artículo repasamos sus luces y sus sombras para que podamos valorar si nos convienen.

Esto es lo bueno de los créditos con un inmueble como garantía

Un crédito con garantía hipotecaria nos permite obtener financiación si ponemos un inmueble de nuestra propiedad (una vivienda, un local, un garaje…) como garantía de pago, tal y como su nombre indica. Nos lo puede conceder tanto un banco normal como una empresa de capital privado, aunque en el segundo caso podremos disfrutar de las siguientes ventajas:

  • Altos importes: estas compañías nos pueden prestar hasta el 40% o el 50% de lo que cueste nuestra propiedad.
  • Plazo de devolución largo: en general, nos darán entre 15 y 20 años para reembolsar el préstamo.
  • Flexibilidad de pago: en algunos casos, podremos disfrutar de un período de carencia parcial en los primeros años de vida del crédito. De este modo, durante ese tiempo solo tendremos que pagar intereses.
  • Aptos para clientes con un perfil delicado: estas empresas pueden aprobar nuestra solicitud aunque nuestros ingresos no sean estables o tengamos deudas impagadas registradas en ficheros de morosos (ASNEF, por ejemplo).

Además, la gestión de estos productos suele ser más rápida que la de las hipotecas para la compra de vivienda. Por ejemplo, Suitaprest (una compañía líder en este sector) aprueba las solicitudes en menos de 24 horas, envía a un tasador a los dos o tres días y permite firmar el crédito 10 días más tarde.

Y estos son los riesgos de estos productos

Como es lógico, contratar un préstamo a través de estas empresas de capital privado también tiene sus desventajas. Estas compañías asumen un mayor riesgo que los bancos, así que sus productos suelen ser más caros. Veamos en qué se traduce eso:

  • Interés elevado: suele ser de entre un mínimo de en torno al 10% y un máximo de más del 15%, lo que lo sitúa por encima del de las hipotecas y de los préstamos personales para consumo.
  • Comisión de apertura/formalización: en general, tendremos que pagar una comisión en el momento de firmar el contrato, cuyo coste suele superar el 1%.
  • Gastos de formalización: también tendremos que pagar ciertos gastos adicionales, como la tasación de la vivienda o las gestiones realizadas por la compañía.

A esto hay que sumarle el riesgo de perder nuestro inmueble en caso de impago. Recordemos que la garantía de estos préstamos es una propiedad, así que si nos demoramos en el abono de las mensualidades, a la larga la empresa podría solicitar su embargo para saldar la deuda.

Entonces, ¿conviene contratar estos préstamos con garantía hipotecaria?

Depende. Los créditos con un inmueble como garantía nos pueden venir bien si necesitamos grandes sumas de dinero y el banco no nos las presta. Por ejemplo, pueden ser una buena opción si queremos reunificar varias deudas, si necesitamos financiación para pagar el impuesto de sucesiones por una vivienda heredada, etc.

Ahora bien, no debemos perder de vista que podemos perder nuestra propiedad si no estamos al día con los pagos, así como que son más caros que los préstamos bancarios. Por este motivo, lo ideal es que los consideremos como un último recurso y que nos aseguremos de poder hacer frente a las mensualidades con nuestros ingresos.