Una separación es una situación emocional y económica compleja. Especialmente, si los miembros de la pareja tienen una casa en común y tienen que decidir qué hacer con ella. La venta de la vivienda ante un divorcio se presenta muchas veces como la solución ideal, ya que así las partes se reparten el dinero en la proporción que les corresponde y tienen la vía libre para comenzar una nueva vida. Pero ¿qué debemos hacer para que este proceso sea lo menos indoloro posible? Si bien no existe forma de que la situación no resulte un tanto incómoda para la partes, si podemos lograr que el proceso de venta se dé de la mejor manera posible. En este artículo damos tres consejos que pueden ser útiles.
1. El acuerdo entre las partes facilita las cosas
La vía del acuerdo es la que más facilita las cosas, no solo para finiquitar el proceso de divorcio sino para lograr la compraventa. Hay que tener en cuenta que si una de las partes se niega a vender o a quedarse con la vivienda, será necesario acudir por la vía judicial para forzar la venta de la propiedad.
El resultado no solo implica tener que gastar mucho dinero en el proceso, ya que habría que pagar honorarios de abogados, procuradores y posiblemente de un perito (el que valora la casa), sino que también significa que un juez ordenará la venta de la casa en subasta pública. Es decir, por mucho menos dinero de lo que vale en el mercado.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta el tiempo que puede tardar un proceso contencioso. Estos son largos y complejos, por lo que la resolución del asunto puede prolongarse más tiempo del necesario. En este sentido, intentar llegar a acuerdo con nuestro ex, aunque resulte complicado, es la forma más idónea de lograr vender la casa y que todos salgan ganando.
Importante: si la pareja tiene hijos menores de edad la posibilidad de vender está sujeta a la aprobación de un juez. Este tiene que intervenir para asegurarse de que los intereses de los menores no se vulneran. De hecho, es común que el disfrute de la casa se asigne al miembro que obtiene la custodia. Aunque, se puede solicitar una modificación de esta medida para vender la casa, bajo autorización expresa de la autoridad judicial.
2. Un precio ajustado ayuda a una venta rápida
Naturalmente, la venta rápida de la vivienda es uno de los objetivos que persiguen la mayoría de las parejas que quieren vender sus casas tras un divorcio. Y para lograr esto, no sólo necesitamos ponernos de acuerdo en vender, sino en el precio al cual lo vamos a hacer.
Pero hay que tener cuidado, porque este precio acordado debe estar ajustado a la realidad del mercado, porque de lo contrario, por más que queramos, es poco probable que consigamos a un comprador dispuestos a comprarnos la casa a ese importe. ¿Y cómo sabemos cuál es el precio adecuado?
En realidad, debemos tener en cuenta que no existe un único precio de mercado para nuestro piso sino muchos. Es decir, este se ubica dentro de un rango de precios sobre el cual podemos decidir el nuestro, según las prisas que tengamos por vender la casa. Así, si nuestro interés es vender lo más rápido posible, tendremos que fijar un precio atractivo situado por el lado bajo del rango… pero, un momento, ¿cómo obtenemos este rango? Para ello debemos valorar nuestra casa tantas veces como sea posible y a través de diferentes fuentes. Por ejemplo:
- Podemos utilizar las múltiples herramientas de tasación online de viviendas. Muchas son gratuitas y nos dan una estimación del precio de nuestra casa de forma instantánea.
- También, es aconsejable pedir una valoración a varias agencias inmobiliarias de nuestro barrio (tanto online como tradicionales). Estas lo pueden hacer de forma gratuita y sin compromiso y pueden ser de mucha ayuda, ya que tienen un conocimiento muy profundo de la zona y saben cuántos pisos (y a qué precios) se han vendido recientemente en esta ubicación. Este ejercicio, a su vez, nos puede servir para valorar la oferta de servicios que ofrece la agencia.
- Mirar los precios de los pisos publicados en los portales inmobiliarios también nos pueden ayudar a hacernos una idea de a qué precio se venden los pisos en el barrio y cuál es la competencia que tenemos por la zona
Así, con todos los precios obtenidos a través de todas estas fuentes, tenemos nuestro rango de precios sobre el cual debemos decidir el nuestro.
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3. La ayuda de un profesional puede ser clave
Al acudir a varias agencias para que nos valoren la vivienda podemos comparar, al mismo tiempo, que tipo de servicios nos ofrecen para vender el piso y qué comisión nos cobra la inmobiliaria por ello. En una situación compleja como un divorcio, la intervención de un agente inmobiliario puede ser clave, especialmente si, a pesar de estar de acuerdo con nuestro ex, queremos evitar al máximo el contacto.
Así, el profesional se encargará de hacer todas las tareas necesarias para alcanzar la venta como, por ejemplo, tramitar los documentos obligatorios para vender la casa, publicar los anuncios en los portales inmobiliarios y enseñar la vivienda a los potenciales compradores. Este puede rendirle cuentas a cada uno por separado, de forma que la comunicación entre las partes se limite a lo estrictamente necesario. Incluso, este puede actuar como mediador, en el caso de que surjan desacuerdos entre los ex amantes sobre la forma de llevar la venta.
Eso sí, es imprescindible que nos aseguremos que la inmobiliaria que contratemos sea profesional. Por ello, además de ver los servicios que nos va a ofrecer y cuánto nos van a cobrar, conviene que investiguemos en la web las opiniones que tienen otros clientes sobre la agencia. Estas pueden ser un indicador de la calidad de su servicio o, incluso, nos puede advertir de malas prácticas.
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