Son muchas las pruebas que señalan un cambio de tendencia. Por ejemplo, tal y como indican datos de los fabricantes de vehículos (Anfac) y de los concesionarios (Ganvam), las ventas de coches en España acumulan 10 meses de retroceso respecto al año anterior. En junio, sin ir más lejos, se matricularon 130.000 unidades menos que en el mismo mes de 2018. Las restricciones actuales en la circulación de vehículos contaminantes -y las futuras que se esperan- pueden estar jugando un papel clave en el sector. Además, en este frenazo puede incidir también el crecimiento de otras alternativas de movilidad como el leasing o el carsharing. Estas pueden ser más simples, más baratas y más respetuosas con el medio ambiente.

¿Qué ofrecen el renting y el carsharing?

Cuando hablamos de la compra tradicional de coches, entendemos que un usuario interesado en adquirir o renovar un vehículo acude a uno o varios concesionarios hasta decidir qué modelo desea. Las 2 alternativas que destacamos a continuación rompen con esa lógica y proponen nuevas fórmulas.

Renting

Si hemos dicho que las ventas caen, los contratos de renting no paran de crecer. En el primer semestre de 2019 y en comparación al mismo período de 2018, el aumento ha sido de casi el 9%, según datos de la Asociación Española de Renting de Vehículos. Esta vía facilita mucho las cosas: solo debemos preocuparnos de pagar una cuota y conducir: las revisiones, el seguro y los impuestos están incluidos en la mensualidad.

El hecho de que el automóvil nunca pertenezca al usuario puede parecer que encarece mucho el producto, pero tal y como descubrimos recientemente y recogimos en un artículo de nuestro blog, según el tipo de usuario que seamos esa lógica no siempre se cumple. Dos pruebas del auge de esta opción son que Amazon ha añadido a sus servicios la opción de contratar un renting y que los bancos han incrementado su promoción.

Carsharing

En realidad, esta fórmula no es más que la opción de compartir coche entre varias personas para acudir a nuestro destino, aunque también tiene más variantes: hay empresas que distribuyen una flota de vehículos por la ciudad y los usuarios pagan por el tiempo que los utilizan. Para poder disponer de este servicio, hay que desbloquear (abrir) el coche mediante una aplicación móvil.

El carsharing puede ser, también, poner en alquiler nuestro coche particular en días o épocas que no lo usamos y, ya de paso, ganar algo de dinero. Esta es, en definitiva, una opción más barata y más ecológica que financiar un coche. Además, está de moda: un estudio de Global Market Insights afirma que el negocio del carsharing ha pasado de facturar en 2013 unos 500 millones de dólares en todo el mundo a llegar a los 16.500 millones.

Unos hábitos de consumo distintos

Tanto el renting como el carsharing son un reflejo bastante fiel de los cambios que vive nuestra sociedad en cuanto a hábitos de consumo. La idea es disfrutar de las ventajas de los servicios y evitar su parte mala. Quien solo usa el coche cinco veces al mes, ¿por qué iba a comprarse uno con todo el gasto que conlleva si puede disponer de uno cuando lo necesite?

En este sentido, obviamente, también influye un aspecto clave: el menor poder adquisitivo de las actuales generaciones jóvenes respecto a las anteriores. Eso sí, cuando el dinero no es un problema, interviene otro factor: la comodidad, algo que define perfectamente al renting.