Tras casi 100 años entre nosotros, las tarjetas siguen siendo el método de pago por excelencia entre la sociedad española. Y así lo demuestra un reciente informe titulado El Futuro de la aceptación de pagos, publicado por UniversalPay, donde se expone como pese a la constante inversión por parte de los bancos en mejorar su técnica de pago con el móvil, el 72,5% de los consumidores siguen empleando los plásticos para pagar.
Las tarjetas: más aferradas que nunca a su particular trono de hierro
Tal y como expresa el citado informe, el uso de las tarjetas, tanto de crédito como de débito, no para de crecer. Veamos los siguientes datos:
- Año 2018: el 51% de los encuestados preferían pagar con tarjeta
- Año 2019: la cifra aumenta al 70%
Pero por lo que parece el número de plásticos en circulación tampoco deja de incrementarse. Según los datos del Banco de España, la cantidad de tarjetas repartidas entre la sociedad ha aumentado en un 5,6% respecto a los números del 2018 (83,7 millones en 2018 frente a los 88,19 millones en lo que llevamos de 2019). Una información que contrasta con el continuo auge de las nuevas tecnologías, los nuevos métodos de pago y sin duda el pago con el móvil.
¿Y qué pasa con el uso del smartphone?
Aunque en España esta nueva tendencia no acabe de despegar en otros países como es el ejemplo de China, el 99% de la población ya emplea las fintech para pagar.
Por lo que a este país respecta, un tercio de los consumidores entrevistados por UniversalPay cree que el pago con el móvil será el medio más utilizado en los dos próximos años. Este porcentaje todavía es más alto si tomamos los datos ofrecidos por los comercios:
- El 43,5% de ellos cree que el pago con el móvil será el más utilizado en 2020
- El 60% restante cree que lo hará dentro de cinco años.
Parece que tanto el uso de las tarjetas como el de las nuevas tecnologías está dejando el efectivo en un segundo plano. Sin embargo, hasta el pasado año el 65,9% de los encuestados todavía pagó con dinero físico de forma habitual. Datos contrastan duramente con Suecia, donde el cash a penas existe. Que el capital desaparezca en la península es todavía una utopía, no obstante, la tendencia hacia un mundo sin dinero en papel es inevitable, pero solo el tiempo sabrá cuándo esto sucederá.
Comentarios