CONTENIDO ACTUALIZADO AGOSTO 2018

Las tarjetas revolving son aquellas tarjetas de crédito con las que podemos aplazar el pago de nuestras compras. El método de devolución que podamos escoger dependerá de la entidad con la que contratemos nuestro plástico. Algunas nos permitirán el gratuito pago diferido a final de mes, pero la mayoría solo nos dará la opción de devolver el dinero mediante el pago fraccionado con una cuota mensual. Se trata de un híbrido entre las tarjetas de crédito tradicionales y los préstamos personales, ya que se emplean como las primeras y se pagan como los segundos.

¿Cómo funcionan las tarjetas revolving?

Las tarjetas revolving están dentro de la familia de las tarjetas de crédito, y como estas permiten acceder a una línea limitada de crédito. Con una revolving podemos realizar compras a crédito hasta una cantidad determinada y devolverlo a lo largo de los próximos meses mediante diferentes metodologías. Existen exactamente tres modalidades para realizar el reembolso de nuestras compras:

  • Con una cuota mensual fija: escogeremos una cuota fija que iremos pagando a lo largo de los meses hasta que la amortización sea igual al importe más los intereses. Conviene que la cuota sea lo mayor posible para no alargar la deuda durante demasiado tiempo.
  • Con un tanto por ciento mensual: aquí seleccionaremos un tanto por ciento sobre la deuda, que será fijo. De este modo, cada mes iríamos reembolsando una parte proporcional fija de la deuda restante, pero siempre con un importe mínimo.
  • Por meses: elegiremos un número de meses en el que queremos abonar la totalidad de la deuda y los importes a amortizar mensualmente serán iguales entre sí.

Sin embargo, las opciones de pago dependerán siempre de las empresas que nos concedan las tarjetas revolving, de modo que convendrá negociar con ellas para contratar el método que más nos convenga según nuestras necesidades. Además, es común que las empresas que conceden las tarjetas revolving introduzcan algún tipo de ventaja para diferenciarlas de las de crédito, como por ejemplo, eliminar la comisión del traspaso entre la cuenta de la tarjeta y la cuenta bancaria.

Riesgos de las tarjetas revolving

Las tarjetas revolving han sido ampliamente criticadas por asociaciones de consumidores como Adicae, quienes aseguran que incentiva el gasto y, por tanto, pueden provocar un problema de endeudamiento familiar. Aunque sea una teoría interesante, ya que efectivamente gastaremos dinero sin realmente tenerlo, si nos organizamos bien no tenemos por qué tener problemas crediticios de ningún tipo.

El riesgo principal de las tarjetas revolving es que se trata de una especie de préstamo recargable. Por ejemplo: si el banco nos hace un préstamo personal de 6.000 euros, pagaremos una cuota mensual con intereses hasta liquidar la deuda. Sin embargo, con una tarjeta revolving, cada mes volveremos a tener un renovado límite de crédito a nuestra disposición. Ahora bien, la parte más positiva es que solo pagaremos intereses por el dinero que utilicemos, a diferencia de los préstamos personales, con los que deberemos afrontar los costes de todo el importe.

Parece genial, pero hay que tener en cuenta que (1) los intereses de una tarjeta revolving suelen ser más altos que los de un préstamo personal y (2) es muy fácil endeudarse, ya que como hemos dicho, no utilizamos dinero realmente nuestro. Ahora bien, dejar de endeudarse será relativamente sencillo, ya que solo deberemos contactar con nuestra entidad y dar de baja la tarjeta.

En general, las revolving no permiten liquidar la deuda de forma gratuita.  Es, por tanto, una tarjeta diseñada para el pago aplazado continuo, que nos puede convenir si somos empleadores habituales de este tipo de financiaciones, ya que suele ofrecer menores intereses que las tarjetas de crédito normales.

Ejemplo de tarjeta revolving

Las tarjetas de crédito revolving son cada vez más comunes en el mercado financiero. Una de ellas es la tarjeta revolving Mi Otra 123, que el Banco Santander nos ofrecerá en caso de que tengamos contratada la Cuenta 123. Se trata de una tarjeta que tiene un tipo de interés idéntico al de su homóloga de crédito (17,51 % TAE), llamada Mundo 123.

Con esta tarjeta revolving solo podremos aplazar nuestras compras de manera fraccionada, eligiendo uno de los tres métodos de reembolso explicados anteriormente. Además, nos ahorraremos la habitual comisión del 3 % en los traspasos entre la cuenta de la tarjeta y la cuenta bancaria. La tarjeta de crédito de Santander, en cambio, sí que nos cobrará por este tipo de transferencias.