Durante décadas, el oro ha sido venerado como el activo seguro por excelencia. Tanto es así que, durante crisis económicas o incertidumbres geopolíticas, muchos inversores han sumado oro a su cartera para protegerse de la volatilidad de los mercados. Pero ¿es efectiva esta estrategia? ¿Sigue siendo el oro un valor refugio? Los movimientos del mercado en 2024 sugieren lo contrario.

El oro en 2024: subidas, bajadas y grandes oscilaciones

El precio del oro al 8 de enero de 2024 oscilaba en los 60 euros por gramo. Desde entonces, ha experimentado un ascenso significativo, cerrando casi un año después por encima de los 81 euros. Pero este aumento no ha sido lineal, sino que ha estado marcado por grandes fluctuaciones.

Por ejemplo, en febrero hubo un repunte del 5% en tan solo una semana. Entre octubre y noviembre, también hubo un aumento significativo del 6,5%, seguido de una corrección del 5%.

Estas variaciones dejan en evidencia que el oro no es inmune a la volatilidad del mercado. Y no es algo que haya ocurrido excepcionalmente en 2024. Si miramos su valor histórico, el oro ha tenido grandes oscilaciones desde 2005 y ha mostrado valores máximos en octubre de 2012, julio de 2020 y diciembre de 2024. 

Gráfico de líneas que ilustra una tendencia ascendente constante desde 2001 hasta 2025 en Inversoro.es, con fuertes aumentos posteriores a 2023, destacando al oro como un valor refugio en medio de la volatilidad del mercado.

Momentos clave en el precio del oro

Todas estas fechas coinciden con momentos de gran incertidumbre. En 2012, la crisis de deuda en la zona euro, especialmente en Grecia, España e Italia, generó temores sobre la estabilidad económica global, lo que disparó la demanda del oro, entre otros activos “estables”, e hizo que repuntara su precio.

En 2020, la pandemia de COVID-19 paralizó economías enteras y provocó estímulos económicos masivos por parte de gobiernos y bancos centrales. A esto se sumaron problemas en las cadenas de suministro y altas tasas de inflación, que reforzaron el atractivo del oro como “activo seguro”.

En 2024, las tensiones geopolíticas, los movimientos en los tipos de interés y el riesgo de recesión en algunos países europeos como Francia y Alemania volvieron a impulsar su demanda, aunque su marcada volatilidad evidenció que el oro no es inmune a grandes oscilaciones.

Volatilidad y falta de rentabilidad: dos puntos críticos

El oro no solo ha mostrado una volatilidad creciente, sino que también carece de un elemento clave para los inversores: rentabilidad recurrente.

A diferencia de otros activos, como los bonos o las acciones, el oro no genera intereses ni dividendos. La única manera de obtener beneficios es a través de la revalorización de su precio, lo que lo hace dependiente de factores externos y a menudo impredecibles.

Los inversores que han sabido anticiparse a las subidas han obtenido ganancias, pero quienes reaccionaron tarde han sufrido pérdidas importantes, especialmente en un año de tanta inestabilidad. 

¿Sigue siendo el oro un refugio seguro?

Para que un activo sea un refugio seguro, debería ofrecer estabilidad en su precio. Sin embargo, los vaivenes registrados en los últimos años parecen transmitir lo contrario. Si bien es cierto que el precio del oro tiende a aumentar en tiempos de crisis, esto no significa que sea inmune a correcciones bruscas ni que garantice tranquilidad.

La pregunta que surge es: ¿podemos seguir considerando al oro como un refugio seguro cuando su comportamiento provoca tanta incertidumbre? Quizás sea momento de replantearnos su rol en las estrategias de inversión. Porque los datos parecen indicar que el oro se ha convertido en un activo especulativo y se aleja cada vez más de la imagen tradicional de valor refugio.

¿Qué alternativas existen? Productos como Letras del Tesoro o depósitos bancarios podrían ser más convenientes para protegerse de la volatilidad.

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