Hay un dicho que reza: el amor no dura para siempre y este, en algunos casos, tiene algo de cierto. Solo en el 2019, según las estadísticas del INE, en España se produjeron unos 91.645 divorcios. De estos, al menos un 43% no tenían hijos menores en común. Aunque, es probable que muchos de ellos si compartieran la titularidad de una casa. Pero ¿qué hacer con la vivienda en esta caso? Si bien la venta de la vivienda en el escenario de un divorcio pinta muchas veces como la solución ideal, no es secreto para nadie que los desacuerdos son el pan de cada día en las separaciones. En este artículo contamos cómo vender un piso tras una ruptura y las implicaciones que tiene hacerlo con o sin acuerdo.

El acuerdo, la vía para no vender el piso por debajo de su valor

Vender el piso a un tercero de mutuo acuerdo es la forma más sencilla (y más aconsejable) de resolver el asunto. Si ninguna de las partes se quiere quedar con la casa, estos solo tienen que decidir el precio y la forma de la venta. Por ejemplo, pueden elegir si hacerlo con una inmobiliaria para actúe de mediadora o sin ella.

Luego, una vez concretada la venta, solo tendrían que repartirse el dinero según lo acordado o lo que le corresponde a cada uno, según el régimen económico matrimonial que tiene la pareja. Es decir, esta es la forma en la que ambos podrían obtener beneficio con la venta de la casa y, teóricamente, ninguno tendría por qué salir perdiendo.

Hay que tener en cuenta que si no hay entendimiento entre las partes, para poder forzar la venta, el miembro de la pareja que sí quiere vender tendría que acudir por vía judicial. Y la consecuencia directa de esto es que un juez ordenará la venta en subasta pública.

¿Qué significa esto? que la vivienda se venderá por un precio muy inferior al valor que tiene la casa en el mercado. Es decir, por mucho menos dinero del que podrían obtener si la casa se vendiera de mutuo acuerdo.

La vía judicial: una guerra lenta y costosa para vender la casa

Ahora bien, acudir por la vía judicial no solo implica vender la casa por debajo de su precio. También tiene otras consecuencias que hacen aún más perjudicial la situación para ambas partes. Es decir, en realidad, los dos pueden salir perdiendo.

Para poder resolver el asunto, la parte que sí quiere vender no tendrá otro remedio que iniciar el proceso legal correspondiente, según el régimen matrimonial de la pareja:

  • Si los miembros están casados en un régimen de gananciales tendrá que solicitar un procedimiento especial de liquidación de gananciales (o directamente una división de la cosa común, ya que los tribunales, cuando el único bien que tiene la pareja es una vivienda, permiten hacer la división sin hacer previamente la liquidación).
  • Si el matrimonio es en separación de bienes, deberá pedir la acción de la división de la cosa común e iniciar luego un procedimiento posterior para hacerla efectiva.

Como ya hemos mencionado, a falta de acuerdo, el resultado final de estos procedimientos será que la casa se venderá en subasta pública. Y esto no sólo cuesta mucho dinero, sino que también toma mucho tiempo.

Según Marta Cuní Díaz, abogada del bufete Bac Advocats a la que hemos entrevistado, si una pareja va a juicio para lograr la venta de la vivienda, no solo tiene que pagar los honorarios de los abogados. También los de los otros profesionales que intervienen en el proceso, tales como procuradores y peritos (los que valoran el  inmueble).

Todo esto hace que el coste del proceso sea muy elevado. Esto debido a que el importe final de este, a diferencia del que se obtendrá en la subasta, variará en función del precio de mercado del inmueble. Además, según la experta legal, debido a la lentitud de los juzgados, este suele ser un procedimiento muy largo.

Pero ¿qué pasa si en mitad del proceso la parte que no quiere vender cambia de opinión? En este caso, la abogada indica que la subasta pública se puede evitar. El piso se puede vender a un tercero o uno de los dos se puede quedar con la casa. Eso sí, este tendrá que indemnizar económicamente al otro en la cuantía que ambos estimen conveniente.