¿Sabes por qué tu banco quiere que uses tu tarjeta de crédito en lugar de la de débito?

Los españoles prefieren pagar con tarjeta de débito antes que con la de crédito, pero la banca quiere que esto cambie. Cada vez más entidades obligan a sus clientes a usar un mínimo de veces una tarjeta de crédito para que la cuenta corriente asociada sea gratis o, directamente, les cobran una cuota anual por la tarjeta de débito, mientras que la de crédito no tiene gastos. Es el caso de CaixaBank o de Bankinter, que bonifican la cuota de sus tarjetas de crédito, pero no de las de débito, que se las cobran incluso a los clientes vinculados. Detrás de esta estrategia hay una razón muy simple: el dinero que ganan con una y con otra. Los bancos ganan más dinero si el cliente paga sus compras con una tarjeta de crédito, más aún si decide financiar las compras, teniendo en cuenta que el tipo de interés medio de estas operaciones es del 18%.

Ranking de las mejores tarjetas de crédito

Más comisiones al pagar las compras

Nos hemos acostumbrado al dinero de plástico. La pandemia de la covid-19 también ha contribuido a aumentar su popularidad. A diferencia del efectivo, que pasa de unas manos a otras, nuestras tarjetas solo las tocamos nosotros. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud y el Banco Central Europeo han desmentido que los billetes y las monedas sean una de las principales causas de transmisión del virus en Europa, cualquier precaución es poca y la banca ha recomendado por activa y por pasiva priorizar los pagos con tarjeta. Y si bien es cierto que, para nosotros, usar un billete o una tarjeta es lo mismo, no olvidemos que para el banco no.

Cada vez que acercamos nuestra tarjeta a un datáfono, la banca gana dinero. No nos cobra a nosotros, le cobra al comercio. El propietario del datáfono repercute una comisión al comercio, llamada tasa de descuento, cada vez que acepta un pago por tarjeta y este, a su vez, le paga una tasa de intercambio al banco que ha emitido la tarjeta del cliente. La ley regula las tasas de intercambio máximas que pueden cobrar los bancos, lo que repercute en las tasas de descuento que pagan los comercios.

Durante el segundo trimestre de 2020, la tasa de intercambio media para las compras efectuadas con tarjeta de débito fue del 0,1% (0,09% en el caso de las operaciones de hasta 20 euros), según el Banco de España (BdE). A las compras con tarjeta de crédito se les aplicó una comisión media del 0,27% (0,18% en el caso de las compras de hasta 20 euros). En cuanto a la tasa de descuento, que es la que pagan los comercios al dueño del TPV, fue del 0,3% en los pagos a débito y del 0,35% a crédito.

Es decir, que nuestro banco gana más dinero si pagamos una compra con una tarjeta de crédito que con una de débito, ya que la tasa que le traslada el dueño del TPV es mayor, por lo que le interesa que usemos estos plásticos.

Fraccionar una compra tiene un interés del 18%

A los bancos no solo les interesa que usemos las tarjetas de crédito para pagar compras, sino que si además las financiamos, mejor todavía. Si en lugar de darnos una tarjeta de débito, nos entregan una de crédito, las posibilidades de que acabemos aplazando el pago de una compra y, por tanto, abonando intereses son mayores. Y teniendo en cuenta que el tipo de interés medio de estas operaciones es del 18%, según el BdE, es una oportunidad que la banca no quiere desperdiciar.

Pagar con una tarjeta de este tipo implica asumir una deuda, ya sea durante una semana, un mes o varios años. Debemos ser conscientes de que el dinero que gastamos con estos plásticos no sale de nuestra cuenta corriente, sino que pertenece al banco y en algún momento se lo tenemos que devolver.

Podemos pagar el saldo dispuesto al final del período liquidativo sin intereses, normalmente a fin de mes o a principios del siguiente, pero también podemos devolverlo en cuotas mensuales con intereses. Unos intereses muy superiores a los de un préstamo personal y que el Tribunal Supremo ya puso en jaque el pasado mes de marzo al sentenciar que un interés del 27% es usurario. A partir de entonces, muchas entidades han rebajado los tipos aplicados sobre sus plásticos.

Hay entidades que incluso centran su estrategia comercial casi exclusivamente en las tarjetas de crédito, debido a su elevado margen. Un negocio cuya rentabilidad está actualmente en el punto de mira tras la sentencia del Alto Tribunal y las reclamaciones que han interpuesto muchos consumidores.

Este tipo de entidades ofrecen tarjetas de crédito sin cambiar de banco con ventajas atractivas: descuentos en compras, límites altos, seguros gratuitos, posibilidad de domiciliar los recibos en cualquier cuenta, etc. Pueden ser rentables siempre y cuando se entienda el producto y se use de forma responsable.

Dos en uno: débito y crédito en una sola tarjeta

Algunos bancos han apostado por lanzar tarjetas que permiten pagar a débito y a crédito en función de las preferencias del cliente. Una suerte de dos en uno, que permite al cliente disponer de una tarjeta de débito y cumple la voluntad del banco de entregar una de crédito.

Caja de Ingenieros fue la primera entidad en España que lanzó una tarjeta dual. Lo hizo en 2018 y desde entonces han surgido más, como la Tarjeta Inteligente de EVO Banco asociada a la Cuenta Inteligente. En este caso, el cliente puede escoger una forma de pago predeterminada (a débito, a fin de mes sin intereses o a plazos) y luego puede cambiar el sistema de pago de cada compra a través de la app a su gusto.

Por otra parte, algunos bancos han optado por proporcionar a sus clientes tarjetas que únicamente permiten pagar a crédito (de forma diferida sin intereses o en cuotas mensuales), pero que también se pueden usar para sacar dinero en cajeros a débito gratis. Es la estrategia que sigue Bankinter. La Tarjeta Combo asociada a su cuenta nómina al 5% TAE permite pagar a fin de mes o fraccionar las compras y, a su vez, retirar efectivo gratis a débito en 14.000 cajeros.