Aunque los bancos hayan rebajado los tipos fijos, las hipotecas variables todavía son más baratas. Y es que el euríbor, que es el índice con el que se calcula el interés de estos productos, cotiza actualmente en mínimos históricos. Ahora bien, ¿esta referencia seguirá tan baja durante los próximos años? En este artículo explicamos qué escenarios se pueden dar en el futuro para que valoremos si merece la pena apostar por un interés variable o si es mejor hacerlo por uno fijo.

Ligarte al euríbor te conviene si la economía sigue estancada

El primer escenario que se puede dar es que la economía europea siga estancada durante unos años por culpa de la crisis del coronavirus. En ese caso, el Banco Central Europeo (BCE) mantendría bajos los intereses para estimularla, por lo que el euríbor seguiría bajo y, en consecuencia, tener un tipo variable sería más que conveniente.

Varios expertos en la materia han partido de este escenario para elaborar sus previsiones. Así, el Departamento de Análisis de Bankinter cree que el euríbor cerrará este año cerca del -0,50% y cotizará en torno al -0,49% en 2022, mientras que la agencia de calificación Moody’s pronostica que este índice seguirá en valores negativos hasta 2030.

Un tipo variable no te conviene si hay un ‘boom’ económico

Otros expertos, en cambio, sostienen que la economía de la zona euro podría experimentar un importante crecimiento en cuanto se deje atrás la pandemia. Como eso provocaría un aumento de la inflación, el BCE podría verse obligado a subir sus intereses para contenerla, lo que haría subir el euríbor.

En este escenario, tener un préstamo hipotecario ligado al euríbor no sería un buen negocio, pues su interés subiría y sus cuotas se encarecerían. En cambio, los que hubiesen contratado una hipoteca a tipo fijo seguirían pagando la misma mensualidad, que podría llegar a ser más baja dependiendo de cuánto aumentara el euríbor.

Entonces… ¿es mejor apostar por las hipotecas variables o por las fijas?

Tras leer todo esto, lo más probable es que nos preguntemos cuál de estos dos escenarios se puede dar. Lamentablemente, es imposible saber qué pasará en el futuro, por lo que es aconsejable que tomemos una decisión basándonos en nuestra tolerancia al riesgo y en el plazo en el que tengamos pensado devolver el dinero:

  • Si queremos devolver el crédito en un plazo corto (unos 10 o 15 años), las hipotecas variables pueden ser una mejor opción. En este caso, como la mayor parte de los intereses la pagaremos entre los primeros tres y cinco años (por el sistema francés), apenas notaríamos una posible subida del euríbor, aunque es aconsejable calcular previamente si podríamos pagar las cuotas en caso de que aumentara mucho.
  • Si nuestra idea es amortizar la hipoteca en un plazo largo (entre 20 y 30 años), todo dependerá de nuestra tolerancia al riesgo. Así, un tipo fijo puede ser más conveniente si preferimos pagar siempre lo mismo, mientras que uno variable puede ser interesante en caso de que queramos pagar cuotas baratas a corto plazo.

En caso de que nos decantemos finalmente por las hipotecas variables, lo ideal es que busquemos un préstamo con unas buenas condiciones para pagar lo mínimo posible. Por ejemplo, una buena opción puede ser la Hipoteca Variable de Bankinter, que tiene un interés del euríbor más 0,99% (1,99% fijo el primer año) a cambio de abrir su Cuenta Nómina, No-Nómina o Profesional, contratar sus seguros de vida y hogar y suscribir uno de sus planes de pensiones.