Según la definición de Wikipedia, un crédito (del latín credititus, sustantivación del credere, creer) es una operación bancaria por la cual el banco, en un acto de confianza, pone a disposición del cliente una cantidad determinada de dinero a devolver, con intereses, en el plazo acordado por contrato. Para solicitarlo en una entidad bancaria es necesario disponer de una cuenta de crédito o una tarjeta.
Existen varios tipos de préstamos, que varían en función de las necesidades de cada cliente, así como el método de devolución o su solicitud:
- Tradicional. Contempla un pie y un número de cuotas a convenir.
- Al consumo. Normalmente a medio o corto plazo, este tipo de crédito sirve para cubrir la adquisición de bienes o pago de servicios.
- Comercial. Enfocado a las empresas con el objetivo de realizar pagos, adquirir bienes o para refinanciar deudas con otras instituciones y proveedores de corto plazo.
- Hipotecario. Cantidad prestada por una entidad bancaria a una persona física para poder adquirir un terreno o vivienda por un plazo determinado de tiempo que suele oscilar entre los 8 y los 40 años. Normalmente la cifra media es de 20 años.
- Consolidado. Permite reagrupar todos los créditos de una persona en uno solo, de manera que la cuota periódica será inferior a las cuotas de los préstamos por separado. No obstante, esto también extiende el plazo del crédito así como el tipo de interés aplicado.
- Personal. Enfocados a gastos de consumo, se requiere del compromiso del cliente, que debe certificar la devolución futura del crédito, y normalmente de uno o dos avalistas más. Los plazos de devolución son más amplios y se suelen establecer en función de las preferencias del cliente.
- Prendario. Crédito concedido contra una garantía que suele ser una cosa de valor o un inmueble. Este bien será colocado en la entidad, que podrá saldar la deuda a través de su venta o comercialización, en caso de que el cliente sea incapaz de abonar la cifra total del préstamo.
- Mini préstamos o créditos rápidos: constan de pequeñas cantidades, que oscilan entre los 100 y los 600 euros y que pueden solicitarse en un breve espacio de tiempo y sin muchas exigencias por parte de la empresa prestamista. Están pensados para urgencias puntuales, ya que los intereses suelen ser muy altos.
- Préstamos P2P. Como su nombre bien indica, éste tipo de préstamos están pensados para aquellas personas que buscan obtener liquidez de otra persona física sin pasar por una entidad bancaria. Una de las principales ventajas es la humanización del proceso, ya que es más probable conseguir un tipo de interés reducido si el prestamista es un particular que si es una empresa.
- Anticipo de nómina. en caso de quedarnos sin liquidez a final de mes, una de las soluciones que no requieren solicitar créditos excesivamente grandes suelen ser los anticipos de nómina. Los conceden las entidades, especialmente a los clientes con cuentas que ya lo permitan o negociando con el propio banco para intentar llegar a un acuerdo en el importe y el plazo de devolución.
Como podemos comprobar, existen multitud de opciones para poder obtener dinero, ya sea a través de entidad bancaria o de otras empresas externas, pero hemos de tener en cuenta los riesgos y ventajas que comportan cada uno. Por ejemplo, si necesitamos un préstamo urgente para tapar agujeros de una reducida cantidad, nos interesará un mini crédito. Por otro lado, si estamos planteándonos cambiar de coche o amueblar de nuevo nuestra casa, un préstamo personal es la mejor opción.
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