El ratio de solvencia consiste en un índice que establece las ventajas y desventajas de un aspecto concreto dentro de unos parámetros de medida. Se utiliza principalmente para verificar la capacidad de una empresa o entidad financiera frente al pago de sus deudas. En otras palabras, las conclusiones que extraen los estudios de agencias de ráting como Moody’s o S&P.
Para realizar dicho cálculo es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Los datos financieros a relacionar deben corresponder a un mismo momento o período de tiempo
- La relación entre las cantidades a comparar debe ser económica, financiera o administrativa
- Las unidades de medida utilizadas para expresar las cantidades de los datos a relacionar deben ser consistentes una con otra
Para obtener el ratio es necesario aplicar la siguiente fórmula: activo circulante (activo líquido a la fecha de cierre del ejercicio o convertible en dinero dentro de doce meses) dividido entre el pasivo circulante (parte del pasivo que contiene las obligaciones a corto plazo de la empresa). El número resultante nos dará una visión aproximada de la situación actual de la empresa. Si es menor a 1,5 la entidad no posee la solvencia necesaria para hacer frente a sus pagos a corto plazo. Esto no implica necesariamente que haya una inestabilidad económica, pero es un mal dato si tenemos en cuenta que lo ideal para un banco sería el permanecer en el 1,5.
En caso de superarlo, nos indicaría que la entidad posee demasiados activos corrientes que al no tener invertido, pueden perder su valor con el paso del tiempo.
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