Marcharse o cambiarse de casa es caro. Qué sorpresa, ¿verdad? Esa afirmación ya la sabíamos todos. Los datos son inequívocos y más aún si nuestra idea es vivir en grandes urbes. De hecho, el precio medio de los alquileres en España ha bajado en el último trimestre por primera vez desde hace un año, pero eso no ha impedido que Barcelona y Madrid sí hayan visto crecer sus precios un 1% y un 2,2% respectivamente, según Idealista. Además del precio del propio alquiler, hay que afrontar otros gastos derivados. Por eso, en ocasiones un préstamo personal puede ser la solución.
Un préstamo personal como respuesta a los gastos
Esos costes pueden variar en cantidad, pero existen y suelen ser los siguientes: impuestos, inmobiliaria y fianza. Según Fotocasa, la suma de todos ellos más el mes corriente puede superar los 4.000 euros. Es decir, al esfuerzo y las horas invertidas en encontrar un lugar adecuado a nuestras necesidades tendremos que añadir un desembolso inicial importante que nos permita trasladarnos.
El más habitual es la fianza, que según dicta la ley, no puede ser superior al coste de una mensualidad. Sin embargo, sí que se puede exigir el pago de una garantía extra que puede llegar a ser de hasta dos meses. Es decir, puede que terminemos pagando cuatro mensualidades nada más llegar.
Además, a esa cantidad habrá que sumarle los honorarios de la inmobiliaria que gestiona la operación, ya que esta le cobra esta gestión al nuevo inquilino. Su importe suele ser una mensualidad y hay que añadirle el 21% de IVA. El último gasto tiene que ver con los impuestos. Se trata del de Transacciones Patrimoniales y se calcula en base al alquiler y a la duración del contrato. Se debe abonar cada vez que se renueva el contrato.
Así puedes financiar lo que cuesta mudarse
Obviamente, estos gastos se pueden afrontar de dos formas principalmente: pagándolo de golpe si disponemos de ahorros suficientes o con un crédito. Esta última vía nos permite mantener cierto equilibrio en nuestra economía y no dejar nuestra cuenta en números rojos. En el caso de recurrir a un crédito, disponemos de varias opciones:
- Anticipo de nómina. En algunos casos llega hasta dos o tres veces su valor y se puede devolver en hasta 6 meses, lo que lo convierte en una opción ideal. Además, su coste suele ser reducido. Eso sí, nuestro banco solo nos lo dará si llevamos un tiempo con ellos y tenemos un buen perfil.
- Préstamo preconcedido. Esta financiación solo nos la ofrece el banco, es decir, no podemos pedirla. En base a un estudio previo la entidad nos hará saber las condiciones a las que nos permite acceder.
- Préstamo personal. Otra opción es solicitar un préstamo personal tradicional. Lo bueno de esta alternativa es que el abanico de posibilidades se abre y podemos comparar entre distitnas opciones y conseguir préstamos con condiciones muy atractivos como es el caso del Crédito Proyecto de Cofidis, que parte del 5,95% TIN y ofrece hasta 15.000 euros.
Más allá de estas posibilidades, también podemos hacer uso de nuestra tarjeta de crédito, aunque sus altos intereses (sobre el 20% TAE), obligan a utilizarla con precaución y a corto plazo para que los intereses no se acumulen.
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