Muchas personas se encuentran con la siguiente situación: por un lado, están en paro y necesitan un préstamo. Y por otro, nadie les concede un préstamo precisamente porque están en paro y no tienen ingresos regulares; una pescadillas que se muerde la cola…

Entonces, ¿es imposible conseguir un crédito en esta situación? No, sí es posible. Existen al menos 2 fórmulas que pueden aportarnos la ansiada liquidez: el préstamo hipotecario y la hipoteca inversa. Pero es necesario ser muy consciente de los riesgos de estos productos para contratarlos con la máxima responsabilidad.

El préstamo con garantía hipotecaria

Ofertas como Préstamo hipotecario SF Gold (en Madrid) el Préstamo hipotecario SUizaINVEST (en Barcelona) solo exigen tener una casa en propiedad para concedernos un préstamo, y cuentan con las siguientes ventajas e inconvenientes:

  • Las 3 ventajas: No es necesario justificar ingresos, tampoco haber acabado de pagar la hipoteca, y aceptan incluso clientes en listas de morosos como RAI o ASNEF.
  • Los 3 inconvenientes: La devolución del préstamo es muy cara (puede alcanzar un interés del 20%), rara vez el préstamo supera el 50% del valor del inmueble y, exactamente igual que una hipoteca, en caso de impago pueden embargarnos la casa.

En general, se trata de productos ofrecidos no por bancos sino por prestamistas privados, que corren un riesgo muy alto de morosidad al aceptar casos a los que ningún banco ha dado crédito. En contrapartida, sus honorarios son mucho más altos y la financiación (50%) es mucho más baja que la de un banco (80%).

 La hipoteca inversa

La hipoteca inversa está dirigida a personas mayores de 65 años sin ingresos pero titulares de una propiedad que, a cambio de poner la casa como aval, reciben una renta mensual vitalicia.

En España, una de las empresas más importantes con este servicio es Óptima Mayores. Esta empresa exige que la hipoteca esté pagada o quede menos del 10% por pagar, y estas son sus ventajas e inconvenientes:

  • Las 3 ventajas: No es necesario justificar ingresos, el cliente mantiene la propiedad y el uso de la vivienda, y permite disponer de hasta un 12% del valor de la vivienda nada más firmar.
  • Los 3 inconvenientes: Requiere la contratación de un seguro de rentas vitalicias diferidas (aunque está incluido en el importe del préstamo); hay que pagar una comisión de apertura del 1%, gastos de gestión e intereses sobre el 7%; y en caso de fallecimiento del titular antes de la devolución del préstamo, los herederos pueden encontrarse con que deben afrontar una deuda de varias decenas de miles de euros.

La cantidad que percibiremos cada mes dependerá de la edad (a más años, más dinero), el sexo (las mujeres cobran menos porque estadísticamente su esperanza de vida es mayor), y el valor de la casa (consideran que el perfil ideal es el de propietarios de casas entre 300.000 y 400.000 euros).

En general, el plazo habitual de cobro está entre 10 y 20 años, aunque se puede conseguir una renta vitalicia con algunos costes añadidos (Leer Hipoteca inversa (II): Costes e intereses, ¿cuánto hay que pagar?).

En conclusión

Las empresas que prestan dinero a gente con una propiedad pero que no puede probar su solvencia cobran más intereses porque están corriendo un mayor riesgo de impago. Así, sus honorarios son muy altos y no pagar puede conllevar al embargo de la vivienda.