Imaginemos la situación: el contrato de alquiler de nuestros inquilinos termina y, puesto que lo formalizamos hace tiempo, su precio está desfasado. Supongamos que se trata de un piso ubicado en Madrid o Barcelona y que, pese a no ser ningún palacio, está bien situado, es una lugar agradable y su coste en el mercado actual es superior a los 600 euros mensuales que costaba hasta ahora. Si nuestra voluntad es subir el precio, pero al mismo tiempo queremos ofrecer a los arrendatarios una mejor experiencia, podemos pedir un préstamo reforma para mejorar algunos detalles de la vivienda y pagar las cuotas resultantes con el dinero extra que ingresemos.
Los números del préstamo cuadran con la reforma
Esta posibilidad no es ninguna utopía. De hecho, según un informe de la patronal de la reforma (Andimac), realizar algunos arreglos y reparaciones en un piso en Madrid puede traer, de media, unos 210 euros extras en el alquiler. Ese ingreso podría ser más que suficiente para pagar la cuota que resultaría de solicitar un préstamo reforma para mejorar las condiciones de la casa. Hagamos números para ver cuál sería el resultado.
Lo primero de todo sería saber qué tipo de reforma vamos a hacer. Las más comunes son las que se centran en el baño, la cocina y el suelo, aunque hay infinidad de opciones. Lo que sí está más definido es con qué objetivo se hacen esas reformas. Tal y como indica el documento anteriormente nombrado, el 30% de las veces es por cuestiones estéticas, el 25% para ganar en comodidad, otro 25% es simplemente por una cuestión de mantenimiento, el 15% para crear un nuevo espacio y solo el 4% por cuestiones de sostenibilidad; aunque es cierto que lo normal es que este último aspecto crezca conforme se vayan desarrollando nuevas alternativas.
En este caso, vamos a suponer que por una combinación de factores (mejorar la estética, ganar comodidad y mantenimiento, así como aumentar los beneficios) renovamos la cocina y el valor de la operación asciende a 4.000 euros. El precio es producto de varios cambios: la compra de algún electrodoméstico, la renovación de un armario y el cambio de la encimera.
Si solicitáramos un préstamo reforma de 4.000 a Cetelem y fijáramos su plazo de reembolso en dos años, tendríamos que pagar 24 cuotas de 184,40 euros durante 24 meses, es decir, un total de 4.425,60 euros.
Al mismo tiempo, si tras la reforma pasáramos a cobrar 800 euros al mes por nuestro piso en lugar de 600, en 23 meses ya habríamos reembolsado el total del préstamo personal (y siempre abonándolo con el extra mensual del alquiler). Por tanto, en ese tiempo se habría amortizado la inversión y las ganancias serían más grandes.
Una cuestión de felicidad
Por si fuera poco, no es solo el beneficio económico y la posibilidad de ofrecer una mejor vivienda a tus inquilinos. Tal y como informa la propia Andimac y señala su secretario general, Sebastían Molinero, “9 de cada 10 españoles se sienten más felices tras realizar una reforma en sus viviendas”.
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