Es la pregunta que muchos padres se hacen para tratar de darles un poco más de libertad financiera a sus hijos adolescentes. Antes de decidir si esta es o no una buena idea, lo primero que debemos tener claro en qué tipo de independencia económica queremos darle, cómo queremos controlar los gastos que realicen o la finalidad para la que servirá esa tarjeta. En función a estas variables deberemos decidir qué tipo de cuenta o tarjeta bancaria será la más adecuada para nuestro hijo.

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Tarjetas de débito para menores de edad

Al ser menores de edad no podrán abrirse una cuenta corriente por su cuenta, sino que necesitarán de la autorización de uno de los padres o tutores legales y solo cuentas que estén diseñadas específicamente para menores de edad.

1. Cuenta y tarjeta de débito propia

En este caso tenemos la opción de, o bien abrirle una cuenta juvenil con nuestra autorización para que tenga una tarjeta de débito, con la que solo podrá tener acceso al dinero depositado previamente en la propia cuenta y a la que nosotros tendremos acceso como autorizados para controlar los gastos que realice hasta que cumpla la mayoría de edad. Si ya tenía una cuenta previa de ahorro, lo mejor es que abramos una nueva donde depositaremos solamente el dinero sobre el que queremos al que tenga acceso.

2. Tarjeta asociada a nuestra cuenta

Otra opción es solicitar una tarjeta de débito adicional a nuestra cuenta corriente. En este caso nuestro hijo tendrá acceso a todo el dinero de esa cuenta, por lo que debemos valorar si realmente queremos darle acceso a todo nuestro capital de esa cuenta.

Al igual que en la primera opción, podremos controlar los gastos que se realicen con cada una de las tarjetas asociadas a esa cuenta. No obstante, no todas las entidades bancarias permiten esta opción si son menores de edad y solo permitirán una cuenta juvenil

3. Tarjeta prepago sin cuentas asociadas

La tercera opción para poder darles una mayor independencia financiera, pero controlando los gastos y la cantidad a la que podrán acceder, es solicitar una tarjeta prepago. Este tipo de plásticos funcionan de manera similar a una tarjeta pin, es decir, se deberán recargar previamente con el dinero del que se quiere disponer. Además, estas tarjetas bancarias no están vinculadas a ninguna cuenta corriente.

Generalmente este tipo de tarjetas podremos obtenerlas sin comisiones de emisión ni de mantenimiento, aunque solo podremos solicitarlas en la entidad donde tengamos una cuenta.

¿Y si quiero que mi hijo tenga una tarjeta de crédito?

Las tarjetas de crédito entrañan un peligro financiero debido a que el capital del que pueden disponer es a crédito, es decir, ya es una deuda. Además, el límite de capital al que podrán acceder es mucho mayor del que podríamos «imponerles» con una tarjeta bancaria a débito o prepago.

Para que pueda tener acceso a una tarjeta de crédito la única manera para hacerlo será solicitando una adicional vinculada a la tarjeta que nosotros ya tenemos. Ningún banco permitirá a ningún menor de edad solicitar una línea de crédito, incluso siendo una tarjeta adicional vinculada a nuestra línea de crédito, no todas las entidades permitirán que el titular de este plástico adicional sea menor de 18 años.

Antes de entregarle la tarjeta a nuestros hijos es aconsejable explicarles su funcionamiento, así como sus riesgos y hacerlos entender que el uso de las tarjetas a crédito significa contraer una deuda y que se deben utilizar de manera comedida y responsable.

¿No sabes qué tarjeta bancaria debería tener tu hijo? En la siguiente guía gratuita elaborada por los expertos de HelpMyCash encontrarás todo lo que debes saber sobre este tipo de plásticos: qué tipos de tarjetas existen, el coste de comprar con las tarjetas de crédito o un test para saber qué tipo de tarjeta te conviene según el gasto.

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