Hay una serie de trámites que tenemos que hacer para vender un piso. Uno de ellos y quizás el primero, es obtener la nota simple registral de la vivienda. Este es como una especie de DNI del piso: nos dice, entre otras cosas, quién es el dueño de la casa, su número registral y si existe una hipoteca o carga que pesa sobre ella. Aunque es un documento meramente informativo, es indispensable tenerlo desde el principio hasta el fin de la venta.
¿Por qué voy a necesitar la nota simple para vender mi piso?
Si vamos a hacer una tasación para saber el precio al que podemos vender la casa, necesitaremos la nota simple. El tasador va a usar este documento para examinar las características del piso que pueden influir sobre el valor. Además, le servirá para comprobar que efectivamente somos los dueños de la vivienda. Es importante tener en cuenta que la nota no debe tener una antigüedad mayor a tres meses en el momento de la tasación.
Este documento también lo tendremos que presentar en la notaría en el momento de la firma, ya que el notario debe comprobar la titularidad del piso, su situación jurídica y verificar que no existe ninguna carga o hipoteca pendiente sobre la casa.
Finalmente, le indicará al notario si existe alguna causa que puede afectar el proceso de venta, como podría ser una anotación de embargo, una demanda o una deuda fiscal. Por ejemplo, si heredamos el piso que vamos a vender y en el momento de pagar el impuesto de sucesiones nos quedó una deuda pendiente, esta puede pesar sobre la casa y aparecer reflejada en la nota simple. Esto podría perjudicar al posible comprador, de ahí la importancia de tenerla de cara a cerrar el acuerdo.
¿Dónde conseguir la nota simple y cuál es su precio?
La nota simple la podemos pedir presencialmente en el Registro de la Propiedad donde inscribimos nuestro piso o través de la página web del Colegio de Registradores. Tiene un coste de unos tres euros si lo hacemos de manera presencial y de nueve euros si lo hacemos por Internet.
La manera más fácil es solicitarlo por la web. Para ello, debemos seleccionar el método de pago y rellenar el formulario con la información necesaria para identificar el piso. La búsqueda la podemos hacer con cualquiera de estos datos:
- Datos registrales: con el número de registro y la ubicación concreta del piso.
- Identificador único de finca registral: lo podemos encontrar en el recibo del IBI. Es un código que se le asigna de manera automática a cada finca registrada y que la identifica.
- Titularidad: con nuestro nombre completo y NIF.
- Geolocalización: con la localización y las coordenadas exactas de la casa.
Luego, debemos especificar el motivo por el cual hacemos la solicitud, introducir nuestros datos y pagar la tasa con nuestra tarjeta. Una vez lista, recibiremos la nota simple por correo electrónico.
El tiempo que puede tardar el Registro en enviarnos el documento es variable, aunque suele estar disponible en un par de días. En el caso que necesitemos la nota simple con urgencia, también existen muchas páginas en internet que la pueden tramitar en 24 horas, aunque suelen ser mucho más costosas: nos pueden cobrar entre 20 o 25 euros por la gestión.
Como hemos visto, aunque se trata de un documento importante, el proceso de pedir la nota simple es bastante sencillo y económico.
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