Los embargos y ejecuciones hipotecarias se han convertido en el día a día de la actualidad hipotecaria española. Las previsiones avisan de que en 2011 podría haber unos 300.000 desahucios, una cifra que resulta más escalofriante si pensamos que muchos de los ejecutados no sólo se quedarán sin piso, sino que además seguirán pagando la deuda. Esto sería evitable si en España se instaurase la dación en pago, un sistema por el cual la entrega de la vivienda serviría para saldar la deuda de la hipoteca.

Pero la realidad actual no es la dación en pago, y de momento debemos jugar las reglas de su juego. Por lo tanto, si llegamos a la desgraciada situación de no poder pagar la hipoteca, será conveniente saber actuar con rapidez y precisión, para evitar que una situación ya de por sí negativa se convierta en algo aún peor por culpa de los gastos de demora, comisiones y costes judiciales derivados del proceso de embargo.

No puedo pagar la hipoteca: ¿qué hago?

Esa es la pregunta que se plantean muchas personas que ven como, ya sea porque se les acaba el paro o por cualquier otra razón, no pueden seguir afrontando la cuota de la hipoteca. Pues bien, una vez llegados a este punto, es vital seguir una serie de pasos y consejos:

1-      Comprobar si la hipoteca cuenta con seguro de desempleo, también llamado seguro de protección de pagos. Con esto lograríamos cubrir las cuotas de 12 meses, aunque sólo si nuestra situación está cubierta por el seguro.

2-      Avanzarse al impago. Lo peor que podemos hacer es quedarnos a verlas venir. Si prevemos que no vamos a poder hacer frente a la cuota de la hipoteca, debemos actuar a tiempo, cuando aún tenemos cierto margen de maniobra y no han llegado los temidos impagos. Alquilar una habitación o poner publicidad en el coche pueden ser, entre otras, soluciones temporales que pueden evitar que lleguemos a un punto de no retorno.

3-      Negociar con el banco. Aunque pensemos lo contrario, al banco no le interesa quedarse con tu vivienda y que arrastres una deuda. Por eso suelen estar abiertos a buscar soluciones temporales para evitar el impago. Éstas pueden ser:

a.       Alargar el plazo de amortización. Es decir, pagar la hipoteca en 35 años en lugar de 25. Si lo logramos, pagaremos una cuota más baja, aunque durante más tiempo y con una acumulación mayor de intereses

b.      Pedir una carencia de capital. Se trata de un periodo durante el cual sólo se pagan intereses, lo cual significa que nuestra cuota se reduce hasta un 50%. Lo malo es que no avanzamos en el pago de la hipoteca. Lo bueno, que ganamos tiempo

c.       Pedir capital diferido o balloon. ¿Qué es? Pues aplazar el pago de cierto porcentaje de la hipoteca (normalmente hasta el 30%) hasta la última cuota. Así, la cuota se reduce drásticamente, y normalmente cuando se llega al final se suele refinanciar el 30% restante

d.      Reunificar deudas. Éste sólo merece la pena si tenemos otras deudas que nos impiden pagar la hipoteca. Se trata de unir todas las deudas en una sola gran hipoteca con un plazo de amortización mayor  y una cuota considerablemente menor

4-      No te engañes a ti mismo. Si sabes que tu situación económica no va a mejorar a corto o medio plazo, lo mejor es vender la vivienda antes de que sea demasiado tarde. Quedarse esperando un milagro sólo agravará la situación. Además, si comunicamos al banco que estamos intentando vender la casa, éste se mostrará más abierto a negociar carencias o alargamiento de plazo. Probablemente perderás dinero con la operación, pero siempre será mejor eso que contraer una deuda creciente con el banco y, además, perder la vivienda.

5-      Pese a que la dación en pago no es obligatoria, eso no significa que no sea legal. Se sabe que en algunas ocasiones bancos y particulares han llegado a acuerdos por los cuales la entrega de la vivienda ha saldado la deuda de la hipoteca. No está de más intentarlo.

6-      Finalmente, puedes acudir a asociaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que te pueden ayudar proporcionándote información, asesoramiento legal e incluso ayuda personal.

En resumen, lo importante si vemos acercarse el fantasma del impago es (1) no esperar al último momento, (2) tomar cartas en el asunto y (3) no engañarnos y esperar un milagro. Más vale perder la vivienda y quedarse sin deuda que endeudarse hasta las cejas y, además, perder la vivienda.

Si te encuentras en una situación de riesgo de impago y necesitas que te asesoremos, entra en nuestro foro de hipotecas y finanzas personales. Tú preguntas, la comunidad HelpMyCash responde.