Esta mítica serie de televisión lleva 30 años en antena y forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones. Parte de este éxito reside en la caricaturización de la realidad occidental, vinculando a los protagonistas con los temas que más preocupa a la ciudadanía. Incluso existen capítulos donde la familia más famosa del mundo se ven envueltos en problemas con la hipoteca de su vivienda, fundamentalmente por la irresponsabilidad de Homer. Este es nuestro particular homenaje a esta serie en el Día Mundial de Los Simpsons.
Mucho cuidado con las hipotecas abiertas
A diferencia de una hipoteca habitual y corriente, un crédito hipotecario abierto nos permite disponer del dinero que se va devolviendo. De esta manera, podríamos tener de nuevo el capital que amortizamos con el mismo interés, pero con otro plazo.
Sin embargo, esta opción tiene sus riesgos, porque si no controlamos las disposiciones, podríamos sobreendeudarnos, hasta el punto de acumular una deuda superior al que teníamos al inicio de la hipoteca.
Este fue el caso de los Simpsons, que podían acceder a la cantidad ya pagada a la financiera. En Estados Unidos se califica este préstamo como home equity y Homer Simpson decidió exprimir ese capital como si no hubiera mañana en una fiesta de caranaval. La resaca vino en forma de revisión de su hipoteca variable, con una revisión al alza de la cuota. Las consecuencias fueron devastadoras: no podían pagar el préstamo pendiente y fueron desahuciados.
La suerte que tuvieron es que Ned Flanders compró la casa en una subasta y se la alquiló. Es decir, el vilipendiado vecino se convirtió en el casero de la familia más famosa.
Hipotecar la vivienda para invertir en un negocio
Otro hito del universo de Homer fue la compra del Bar de Moe mediante la hipoteca de su casa cuando la familia ya había amortizado todo el capital pendiente. Después de quitarse un lastre de encima, Homer decidió ayudar a su amigo, porque este no podía hacer frente a los gastos de reforma y saneamiento al que fue obligado por funcionarios Ministerio de Sanidad tras una inspección.
Esta operación consiste, básicamente, en pedir liquidez a nuestra entidad porque se necesita ese dinero para otros gastos a cambio de poner la casa como aval. Una operación que conlleva mucho riesgo, porque el inmueble podría ser embargado en caso de no cumplir con los pagos.
Por esta razón, Marge mostró un cierto escepticismo con la “buena nueva”, pero decidió tomar las riendas del local para que fuera rentable. El resultado, una buena relación personal y profesional entre Marge y Moe y los celos del padre de los Simpson. Finalmente, todo quedó en nada y Moe volvió a mandar en solitario el local y con Homer pegado a la barra de bar. ¿Homer aprendió algo de esta situación? Para nada. Volvió a hipotecar la casa para financiar un ordenador de sobremesa.
¿Tienes un préstamo hipotecario pendiente de pagar? No gastes el dinero como si no hubiera mañana
Homer, como persona caprichosa que es, realizó inversiones absurdas. Una de ellas, en un negocio de calabazas de Halloween que acabó en desastre absoluto. Por ello, perdió mucho dinero y no podía pagar la hipoteca. Además, tampoco le concedían un crédito por su mal historial. Era un perfil de alto riesgo para el banco. Como solución, pidió dinero a Patty y Selma a cambio de una serie de favores.
Sus cuñadas se aprovecharon de él, pero en un momento comprometido para ellas en la que se jugaban sus puestos de trabajo, Homer las ayudó y estas consiguieron mantener sus puestos de trabajo. A cambio de eso y como agradecimiento, le condonaron la deuda.
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