El precio de la vivienda nueva y usada en España se incrementó un 8,9% en julio con respecto al año anterior, mientras que el encarecimiento en relación con el mes de junio fue del 0,9%, según Tinsa. Se mantiene así la tendencia alcista que se inició hace 18 meses, restando el paréntesis derivado de la pandemia. 

El grupo donde más creció el valor del ladrillo  son las áreas metropolitanas, que se encarecieron un 1% durante el último mes y su incremento interanual fue del 9,7%. Las capitales y grandes urbes, en cambio, registraron un repunte mensual del 0,6% y se encarecieron un 8,2% con respecto a 2021; cifra que se encuentra por debajo de la media nacional. Las localidades más pequeñas del interior del país y de la costa atlántica también repuntaron con un encarecimiento interanual del 9,4%.

Algunos signos de ralentización

«La demanda mantiene una tendencia alcista, aunque se espera que el cambio en la política monetaria del BCE refleje una desaceleración en la concesión de hipotecas derivada del encarecimiento de la financiación y del endurecimiento de los criterios de concesión de riesgo por parte de las entidades financieras», afirma Cristina Arias, directora del Servicio de Estudios en Tinsa.

Respecto de la desaceleración del mercado, Baleares y Canarias, que iniciaron con más rapidez su recuperación luego de la pandemia, confirman la estabilización iniciada a principio de año: su incremento interanual fue del 4%, mientras que el valor de la vivienda se encareció apenas (0,1%) durante el último mes.

Los precios todavía distan de los del boom inmobiliario

Así y todo, el precio de la vivienda todavía dista de sus máximos históricos. Según Tinsa, el valor del ladrillo en las islas es un 12,2% más barato que durante el boom inmobiliario. En las capitales y grandes ciudades esta cifra asciende al 19,3%. En la costa mediterránea la caída acumulada es mayor (31,8%) y se acerca al del resto de municipios (30,4%).