Si tenemos pensado vender nuestro piso para comprar otro con el dinero de la venta, debemos saber que esta transacción nos puede traer grandes beneficios fiscales. Es probable que estemos libres de asumir el gasto de IRPF por la venta de la casa, pero para ello la vivienda tiene que ser la habitual. Es decir, tenemos que haber vivido en la residencia durante al menos tres años. Pero ¿qué pasa si, una vez vendido el piso, Hacienda nos niega el privilegio por considerar que no cumplíamos con la condición? ¿Cómo podemos demostrar que si vivimos en el inmueble? Lo contamos en este artículo.

Cómo probar a Hacienda que nuestra vivienda vendida era habitual

Según la Agencia Tributaria, una vivienda habitual es aquella que “constituye la residencia del contribuyente durante un plazo continuado de, al menos, tres años”. Si la vendemos y re-invertimos todo el dinero en la compra de una nueva casa habitual no tenemos que pagar el IRPF por la venta. Eso sí, debemos hacerlo en un plazo de dos años.

 

Sin embargo, ha habido casos en que Hacienda ha negado este beneficio a los contribuyentes debido a la sospecha de que, a pesar de tener la propiedad del inmueble, no se haya habitado en él durante el lapso mínimo exigible. Pero ¿qué pasa si efectivamente lo hemos hecho? ¿Qué documentos nos pueden servir de prueba si nos enfrentamos a esta situación?

Algunos de los argumentos que podemos utilizar son:

  1. Empadronamiento: el padrón municipal es una de los documentos que podemos aportar. No obstante, este por si solo no acredita la residencia. Por este motivo, es aconsejable no utilizarlo como única prueba.
  2. Histórico del Registro de la Propiedad: si solo tenemos esa vivienda, podemos adjuntar este documento para probar que no hemos tenido ningún otro lugar en donde residir.
  3. Facturas de suministros: los gastos de agua, luz y gas realizados en el piso también son un indicio de que la casa ha estado habitada de manera efectiva. Si estos son bajos, pero regulares no debemos preocuparnos, también pueden demostrar que se trata de una residencia principal. Asimismo, tener domiciliado, por ejemplo, una línea telefónica fija con Internet es un argumento para certificar que vivimos en el piso.
  4. Actas de las juntas de la comunidad: si hemos participado y asistido regularmente a las reuniones de vecinos, nuestro nombre figura en las actas. Podemos pedir una copia al presidente de la finca.
  5.  Domiciliación de notificaciones: esto es haber utilizada la casa como dirección principal para recibir el correo ordinario. Por ejemplo, en las cartas que nos envía el banco, el seguro o las entidades públicas.
  6. Centro de trabajo: esto es que nuestra oficina este cerca de la vivienda. Solo tenemos que pedir un certificado a nuestro empleador.
  7. Centro de salud: igualmente, si el instituto de salud donde tenemos nuestro médico de cabecera queda a poca distancia, nos puede servir como prueba.

La asesoría, en ocasiones, puede ser vital para evitarnos sustos fiscales

No es secreto para nadie que Hacienda muchas veces tiene una interpretación bastante curiosa de las normas tributarias. Por este motivo, una vez vendido el piso, si no nos sentimos seguros a la hora de hacer la declaración, no tenemos ningún tipo de conocimiento fiscal o nos enfrentamos ante una denegación o un requerimiento por parte del organismo, es aconsejable buscar asesoramiento.

Un profesional nos puede ayudar a presentar los documentos y las pruebas necesarias para recurrir. Además, también puede evitar que cometamos errores a la hora de hacer la declaración que podrían perjudicar seriamente nuestro bolsillo.

Por ejemplo, en algunos casos Hacienda también ha denegado la exención por no mencionar la reinversión en la renta y ha sancionado a los contribuyentes por esta omisión. Por este motivo, en ciertas situaciones vale la pena pagar por contar con el apoyo de un experto. Aunque, algunas inmobiliarias cuentan con asesores fiscales dentro de sus plantillas, por lo que si vendemos el piso con una agencia, podemos solicitar asistencia fiscal a la hora de declarar el impuesto.