En épocas de incertidumbre como la actual, la estabilidad es especialmente atractiva. Por ello, no es extraño que haya personas que se planteen cambiar su hipoteca variable a fija para pagar una cuota constante y olvidarse de las oscilaciones del euríbor. Ahora bien, ¿es aconsejable llevar a cabo esta modificación? En este artículo explicamos cuáles son las ventajas y las desventajas de esta operación, en qué situaciones puede salir más a cuenta y cómo se puede formalizar.

Pros y contras de pasar del tipo variable al fijo

Para saber si vale la pena hacer este cambio de interés es necesario, lógicamente, conocer cuáles son los pros y los contras de tener ahora un tipo fijo.

Pros: intereses fijos más bajos que nunca

Actualmente, los bancos ofrecen los tipos fijos más bajos de la historia de España: de alrededor del 1,50% o hasta del 1% para plazos de hasta 30 años. Es improbable que los reduzcan mucho más, así que si queremos cambiar de interés, este podría ser el mejor momento.

Contras: el euríbor también cotiza en mínimos históricos

En paralelo, sin embargo, el euríbor cotiza por debajo del -0,4% (rozando mínimos históricos), así que este también es un muy buen momento para tener un tipo variable. Si nos pasáramos a un interés fijo y este índice no subiera a corto o medio plazo, el cambio no nos saldría a cuenta.

¿Cuándo merece la pena cambiar una hipoteca variable a fija?

Visto lo anterior, podemos concluir que puede ser un buen momento para pasarse al tipo fijo si se cumplen los siguientes requisitos:

  • Si queremos pagar siempre la misma cuota, pues si hacemos el cambio ahora, disfrutaremos de una mensualidad estable y asequible por los bajos intereses actuales.
  • Si el plazo pendiente es de 20 años o más. La mayoría de las previsiones apuntan a que el euríbor seguirá bajo a corto plazo, así que es mejor hacer el cambio si aún nos quedan muchos años de hipoteca.

¿Cómo se hace el cambio de interés variable a fijo?

En caso de que cumplamos las condiciones mencionadas, ya podemos explorar varias opciones para modificar el interés de nuestro préstamo hipotecario. Este cambio lo podemos llevar a cabo con tres operaciones distintas:

  • Con una novación, es decir, con un pacto con el propio banco. A las entidades les interesan más los tipos fijos que los variables (ganan más con ellos a corto plazo), así que no nos resultará difícil convencer a nuestro banco.
  • Con una subrogación de acreedor, es decir, cambiando la hipoteca a otro banco que acepte pasarla al tipo fijo. Hay entidades dispuestas a aplicarnos tipos de menos del 1,50% si les llevamos nuestro préstamo.
  • Con la contratación de una nueva hipoteca fija para cancelar nuestro préstamo a tipo variable. Sobre el papel, es la operación más cara, pues hay que pagar los gastos de constitución del nuevo crédito más los asociados a la cancelación del antiguo.

Aunque la firma de un nuevo préstamo tenga más gastos, hay ciertos bancos que nos los pueden pagar o financiar. Es el caso de Openbank, que se ofrecer a pagarnos las costas de constitución y cancelación registral y financiarnos la comisión que se nos pueda cobrar por la amortización anticipada de nuestro antiguo crédito. Esta entidad nos puede aplicar un interés desde el 1,30% a cambio de domiciliar la nómina y contratar su seguro de hogar.