En plena crisis y dada la masiva bajada de la rentabilidad de los depósitos españoles, muchos ahorradores buscan obtener ahora una mayor rentabilidad para su dinero en bancos extranjeros, como Banco Espirito Santo o Banco Finantia Sofinloc, que no se han visto tan afectados por las limitaciones del Banco de España.
La entidad holandesa ING Direct, pionera en banca online con más de dos millones de clientes en España, sigue siendo una de las entidades mejor valoradas por sus usuarios, caracterizada por su política de 0 comisiones y el respaldo del Fondo de Garantía Holandés.
Pero, ¿realmente es seguro ING?
Si echamos un vistazo a la valoración de las principales agencias de rating, observamos que la entidad naranja cuenta con una A+ de Fitch, Aa3 de Moody’s y A+ de Standard & Poor’s. Estas notas no significan demasiado, sobretodo si tenemos en cuenta que otros bancos más potentes como Lehman Brothers terminaron en la quiebra pese a obtener una calificación más alta que la de ING Direct. Pero sí nos informan de que la entidad se encuentra en buen estado de solvencia en estos momentos, aunque es vulnerable a la situación económica del contexto.
Entonces, ¿vale la pena invertir en ING Direct? Si miramos el panorama actual, nada nos hace pensar que estamos corriendo un riesgo. Además, la entidad naranja dispone de cuentas muy atractivas sin comisiones como la Cuenta Naranja, un producto de ahorro al 2,40 % TAE durante los cuatro primeros meses y sin comisiones; la Cuenta Nómina con descuentos del 3 % en gasolineras GALP; y la Cuenta sin Nómina, pensada para clientes que busquen una simple cuenta corriente, todas ellas respaldadas hasta 100.000 € por titular por el FGD holandés.
En definitiva, ING Direct es un banco asegurado y solvente, ya que en 2008 el gobierno holandés inyectó en la entidad 10.000 millones de euros para reactivar su economía, sanear cuentas y evitar la quiebra. No obstante, esto también se ha visto traducido en el cambio de algunas de sus políticas como la desaparición de la devolución de dinero por los recibos domiciliados, entre otras medidas corporativas.
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