Las tarjetas contactless son una de las formas de pago mas comunes de los últimos años. De acuerdo con el Barómeto de las Tarjetas Mastercard 2019, el 55% de los españoles utiliza este tipo de tarjetas y las principales razones para hacerlo son la rapidez (62%) y la comodidad (58%). Pero todavía hay personas a quienes este tipo de pago no les convence del todo. De hecho, aunque los datos han mejorado con respecto a 2018, un 32% de los usuarios siguen viendo a las tarjetas contactless como un método de pago menos seguro que las tarjetas sin esta tecnología. ¿Son realmente inseguras este tipo de tarjetas?
En qué consiste el bulo del robo de tarjetas con TPV en el metro
Hace casi cinco años, a mitad de 2015, cuando las tarjetas bancarias contactless comenzaban a comercializarse en España, comenzó a circular a través de Internet una fotografía de un hombre en el metro llevando consigo un datáfono dentro del metro.
Rápidamente esta foto comenzó un bulo sobre las tarjetas con la tecnología sin contacto advirtiendo que era la nueva forma de robarnos sin que nos diésemos cuenta. Aprovechando la particularidad de este método de pago que permite llevar a cabo la transacción sin necesidad de introducir la tarjeta en el TPV y, si es menor a 20 euros, sin necesidad de teclear el pin. Así, los supuestos ladrones podrían sacarnos dinero sin ni siquiera tocarnos ni sustraernos nada.
A raíz de esta foto se creó una gran alarma sobre la seguridad de este tipo de tarjetas de débito. Pero ¿es posible llevar a cabo este tipo de robo?
3 razones por la que es imposible que nos roben con un datáfono
Aunque técnicamente no es imposible, es muy poco probable que nos cobren cantidades menores a los 20 euros con un datáfono sin que nos demos cuenta, tanto en el metro como en la calle. Existen diferentes razones técnicas sobre este tipo de medio de pago por las cuales las posibilidades de que este tipo de robo se lleve a cabo son prácticamente nulas.
- La proximidad del datáfono y la tarjeta: para que la “compra” se lleve a cabo, el TPV deberá estar a 3 centímetros de distancia o menos de la tarjeta durante un mínimo de cinco segundos para que se complete la transacción. Todo ello suponiendo que el carterista supiese exactamente dónde tenemos guardada la tarjeta y que es contactless.
- La cobertura del datáfono: todos los TPV inalámbricos funcionan a través de la red Wi-Fi del establecimiento al que pertenecen y no suelen tener una cobertura muy amplia, lo que implica que el robo debería ser en el propio establecimiento dueño del datáfono.
- El tiempo de acción del TPV: otro punto importante es el tiempo desde que se introduce la cantidad a cobrar y hasta que se realiza la transacción, el cual no suele ser superior a un minuto.
Uniendo estas tres características, para que este robo ocurra el ladrón debería estar cada dos por tres introduciendo una cantidad para robar, buscando la tarjeta y realizando la transacción dentro de su radio de cobertura y en menos de un minuto. Además, también debemos contar con la destreza del caco para realizar toda esta operativa con el datáfono sin que sea descubierto por la víctima u otros transeúntes.
En cualquier caso, si el hipotético ladrón tuviese éxito en su ciberatraco, debemos recordar que todos los datáfonos están asociados a una cuenta bancaria la cual tiene un propietario identificado. De esta manera, si viésemos movimientos extraños, siempre podríamos ir al banco a reclamar estos cobros, pudiendo identificar rápidamente al ladrón.
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