El miedo por contraer enfermedades por las radiaciones de los móviles sigue presente. La ampliación de la red de telefonía e internet ha mejorado nuestra cobertura, pero los más escépticos miran con desconfianza las antenas. Y es que desde hace años se relaciona la emisión de estas ondas con el cáncer, por lo que mucho usuarios toman toda una serie de medidas para disminuir estos posibles daños. Pero, ¿realmente son estas ondas nocivas?
¿Es malo el uso del móvil para la salud?
Por ahora no hay ningún estudio que certifique que los campos electromagnéticos generen o no procesos tumorales. Sin ir más lejos, un reciente estudio desarrollado en Reino Unido por el Departamento de Salud del Mobile Telecommunications and Health Research Programme (MTHR) apuesta por que no son perjudiciales.
Tras su estudio han concluido que dichas ondas no son claves para la aparición de tumores cancerígenos, tanto en niños como en personas adultas.
¿Y el WiFi?
En el otro lado de la balanza se sitúa otro estudio, en este caso el efectuado por el proyecto GERoNIMO (Generalised EMF Research using Novel Methods) desde donde apuntan a que no saben si la red de WiFi es nociva o no con seguridad, pero sí apuestan por una posición más negativa. En este caso los investigadores apuntan que tras su estudio han podido determinar que las personas que han presentado cáncer cerebral tendían a tener el tumor en el lado desde el cual cogían el teléfono (tanto móvil como fijo inalámbrico).
Es decir, según su estudio podría existir una relación entre el uso de los dispositivos móviles y la creación de masas cancerígenas en nuestro cerebro. Es por ello que recomiendan el uso del manos libres o alejarnos el terminal lo máximo posible, de este modo podremos reducir el impacto de las ondas sobre nuestro cuerpo. Además, en el caso del teléfono fijo aconsejan usar los de cable, aunque sean más incómodos.
Por otro lado, señalan que con la evolución de la red móvil (de la 2G a la 3G) también se ha ido recortando la potencia del campo magnético, aunque parece ser que con el 4G habría vuelto a subir un poco. Eso sí, dado que esta red se usa más para navegar (enviar mensajes, chatear) que para realizar llamadas, tampoco deberíamos notar diferencia.
Conclusión
Por ahora seguimos sin tener una idea clara de hasta qué punto influyen o no los aparatos eléctrios y las ondas magnéticas en nuestra salud. Lo que sí es cierto es que a los consumidores nos preocupa cada vez más nuestra salud y la proliferación de estos estudios da pie a tomar medidas.
Por ejemplo, una de las preguntas clave que se hacen muchos usuarios es si hay que apagar el móvil o el WiFi mientras dormimos. Según datos del último estudio, el problema de las ondas se da cuando enviamos o recibimos paquetes de información, por lo que un router que no tiene el ordenador descargando o enviando ficheros produce menos ondas que un teléfono. Por lo que en principio no conseguiríamos mucho apagando el router. Por su parte, si el móvil lo dejamos en modo vuelo tampoco influiría en nuestra salud.
Eso sí, si preferimos prevenir que curar, un buen sistema para reducir la exposición sería utilizar el manos libres o los mensajes de texto en vez de las llamadas.
Fuente: La Vanguardia
Comentarios