Desde hace varios años, coincidiendo con el desplome del euríbor, en el mercado hipotecario se libra una guerra de precios que afecta, principalmente, a los tipos fijos. Gracias a esta batalla, ahora podemos conseguir una hipoteca a interés fijo muy barata, aunque hay ciertas ofertas que, pese a parecer muy atractivas sobre el papel, nos pueden hacer pagar más dinero del que teníamos previsto. Por ello, en este artículo veremos en qué debemos fijarnos para saber si la propuesta de un banco nos conviene o no.
Cuanto más bajo sea el tipo fijo aplicado, mejor
Para empezar, como es lógico, si un banco nos ofrece una hipoteca fija, debemos tener en cuenta cuál será el interés que nos aplicará el banco. Y es que cuanto más bajo sea, más baratas serán las cuotas, así que menos pagaremos mensualmente y en total.
Estos productos, no obstante, tienen una particularidad: en muchos casos, su interés es mayor o menor dependiendo del plazo al que se devuelva el dinero. Así, lo ideal es que el tipo aplicado no supere el 1,50% si el período de amortización es de hasta 20 años o que sea inferior al 2% si necesitamos hasta 30 años para liquidar la hipoteca.
Ojo con las bonificaciones de la hipoteca a interés fijo
El tipo de interés, sin embargo, suele estar rebajado a cambio de contratar otros productos del banco. Es habitual, por ejemplo, que para conseguir hipotecas fijas a buen precio sea necesario domiciliar la nómina y contratar seguros, tarjetas o planes de pensiones de la entidad prestamista.
Algunos de estos productos adicionales cuestan dinero: las primas de los seguros, las comisiones asociadas a las tarjetas o a los planes de pensiones… Por ello, es recomendable que la hipoteca que contratemos incluya pocos servicios extra (o ninguno) para conseguir el interés rebajado.
Una buena opción, en ese sentido, puede ser la Hipoteca Fija de Coinc. Esta tiene un interés del 1,35% a 20 años y del 1,40% a 30 años, que puede conseguirse sin necesidad de contratar otros productos de la entidad.
Busca hipotecas fijas que no tengan comisiones
Finalmente, si es posible, es recomendable contratar una hipoteca que no tenga comisiones. Para poder identificarlas, a continuación presentamos un listado de todas las comisiones que los bancos suelen incluir en sus préstamos hipotecarios:
- La de apertura: es la que se cobra por la formalización del préstamo hipotecario.
- La de amortización anticipada: se abona cuando se paga una parte o toda la hipoteca por adelantado.
- La de subrogación: se paga cuando se cambia el préstamo de banco.
- La de novación: el banco la cobra si se modifican las condiciones del crédito.
- La de la cuenta asociada: es la comisión que se cobra periódicamente por el mantenimiento de la cuenta para pagar las cuotas.
Lo ideal es buscar una hipoteca fija que no incluya ninguna de estas comisiones para no tener que pagarlas. Ahora bien, si un banco nos incluye una o varias de ellas en la letra pequeña de su oferta, podemos tratar de negociar para que las elimine.
Ahora que ya sabes en qué debes fijarte, llega el momento de buscar tu hipoteca ideal. Puedes usar nuestro comparador para encontrar la mejor oferta para ti:
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