Día 1. Acabas de cobrar la nómina y tu cuenta está rebosante. ¿A qué vas a destinar este mes tu salario? Quizá a una escapada, a cenar en ese restaurante que hace semanas que has fichado o podrías aprovechar para renovar el portátil. Día 2. No han pasado ni 24 horas y la mitad de tus planes ya se han frustrado. ¿La razón? El alquiler de tu vivienda. En este artículo no vamos a explicarte cómo dejar de pagarlo, pero ya que cada mes tienes que renunciar a buena parte de tus planes para poder pagar el techo bajo el que vives, ¿por qué no hacerlo de la forma más cómoda posible?
5 formas de pagar el alquiler a tu casero
Según cálculos del Observatorio de Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento, en 2016 el 22% de los españoles vivía de alquiler. Y de todos esos millones de españoles que cada mes pagan la renta a su casero, unos pocos trabajamos en HelpMyCash.com. Lo que nos diferencia es que no todos lo abonamos de la misma manera.
Actualmente, tenemos libertad para establecer con nuestro arrendador cómo queremos pagar el alquiler. Si no nos ponemos de acuerdo, entonces tendremos que recurrir a lo que especifique el contrato del piso. Pero ¿y si el contrato no señala nada al respecto? Entonces manda el artículo 17 de la Ley de Arrendamientos Urbanos, que señala que «el pago se efectuará en el lugar y por el procedimiento que acuerden las partes o, en su defecto, en metálico y en la vivienda arrendada». Lo más habitual es que arrendador y arrendatario negocien cómo efectuar el pago y ahí es dónde entra nuestra pericia para intentar acordar la forma que a nosotros nos resulte más cómoda.
1- Para los clásicos: en efectivo
Esta forma de pago no esconde ningún secreto: solo hay que quedar con el casero, entregarle el dinero y que este nos dé a cambio un recibo (si pagamos en metálico, el propietario está obligado por ley a entregarnos un recibo del pago). Aunque a muchos les pueda sorprender que haya gente dispuesta a tener una cita mensual con su casero para pagar el alquiler, se trata de un método extendido. Un estudio del Banco de la Reserva Federal de Boston con datos de 2014 reveló que muchos estadounidense todavía pagaban el alquiler con métodos clásicos (el 22% en efectivo y el 42% con cheques), mientras que solo el 16% de los hogares abonaba la renta con sistemas electrónicos, como las transferencias,
Pero, cuidado, porque este método tiene una limitación: si nuestro casero en lugar de ser un particular es una empresa, por ejemplo un banco, solo podremos optar por esta opción si el alquiler no supera los 2.500 euros, ya que la Ley 7/2012 prohíbe las transacciones en metálico de importe mayor cuando alguna de las partes que interviene no es un particular.
- A favor: es una opción sencilla y no nos obliga a depender de ningún banco. Además, es un método gratuito.
- En contra: es más incómoda y peligrosa, pues debemos llevar una suma importante de dinero encima. Además, tendremos que ir coleccionando los recibos que nos dé el propietario y solo podremos recurrir a este método si nuestro casero es un particular y el pago es inferior a 2.500 euros.
Fuente: Banco de la Reserva Federal de Boston.
2- Para los modernos, pero tampoco mucho: por transferencia
Otro método para abonar el alquiler es hacer una transferencia, un sistema cómodo que se puede llevar a cabo desde el móvil o desde Internet. Pero, ojo, porque los gastos por transferencia pueden provocar que nuestro alquiler suba en unos pocos euros cada mes. ¿La solución? Tener una cuenta desde la cual podamos enviar dinero totalmente gratis, algo que hoy por hoy es sumamente fácil.
- A favor: la comodidad, sobre todo ahora que podemos hacer una transferencia bancaria por Internet o desde el móvil sin necesidad de desplazarnos al banco. Además, con las transferencias inmediatas que llegan en 10 segundos podemos esperar hasta el último momento para pagar. Y no nos hará falta recibo.
- En contra: es necesario que seamos clientes de un banco y que nos acordemos cada mes de emitir la transferencia. Además, puede que tengamos que pagar por emitir la orden. Y si nuestro banco o el del propietario no admite la emisión/recepción de transferencias inmediatas, tendremos que tener en cuenta que suelen tardar al menos 1 día en llegar.
3- Para los que quieren un plus de comodidad: transferencias periódicas
Con este método, se elimina uno de los problemas que presentaba el anterior: no hace falta acordarse cada mes de hacer la transferencia. La mayoría de los bancos permiten programar una transferencia para que se realice el mismo día de cada mes, por lo que así evitamos tener que hacerla todos los meses. Las transferencias bancarias automáticas se pueden gestionar fácilmente desde la banca online o desde la app del móvil y tienen el mismo coste que las ordinarias.
- A favor: lo mismo que con las transferencias puntuales, sumándole el hecho de que basta programarlas una vez.
- En contra: igual que en el punto anterior, salvo por el hecho de que se programan una sola vez. Eso sí, tendremos que revisar que en la fecha en la que se va a hacer la transferencia hay dinero suficiente en la cuenta.
4- Para los que buscan el ‘summum’ de la comodidad: domiciliación bancaria
Sin duda, se trata de la forma más cómoda: pagar el alquiler igual que pagamos el agua o la luz, por domiciliación bancaria. Eso sí, tendremos que convencer al casero de que acepte este método y de que cada mes nos adeude el recibo en nuestra cuenta.
- A favor: la comodidad.
- En contra: tendremos que tener el dinero listo en la fecha en la que nos cobren el recibo, sino se nos podría generar un descubierto o el banco podría devolverlo.
5- Para los más ‘hipsters’: las nuevas tecnologías
Con la ayuda de las nuevas compañías de medios de pago, podemos pagar el alquiler por Internet con tarjeta de crédito o de débito. Un ejemplo es la compañía Dreyhub, que nos da esta opción, previo pacto con el propietario. También podemos recurrir a los sistemas de pagos entre amigos, como Bizum o Twyp, que nos permiten enviar dinero (hasta un límite) por el móvil únicamente sabiendo el número de teléfono del receptor.
- A favor: la comodidad y la oportunidad de pagar el alquiler con la tarjeta o con el móvil, algo que siempre llevamos encima.
- En contra: convencer al propietario de utilizar los nuevos medios de pago, muchos de ellos todavía desconocidos, puede no ser fácil.
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