La llegada del 5G a Europa podría retrasarse, así lo aseguran algunos expertos en la materia. El motivo: el veto a los fabricantes chinos. Pero ¿qué está pasando y qué tiene que ver una cosa con la otra? A continuación hacemos un repaso de lo que está sucediendo en el sector con las empresas asiáticas y las consecuencias que puede tener para el despliegue de la nueva red de telefonía móvil.
El miedo a las filtraciones podría frenar la expansión del 5G
La nueva red móvil de alta velocidad está más cerca que nunca. Tanto es así que durante el Mobile World Congress esperamos descubrir algún smartphone que ya sea compatible con el 5G. Sin embargo, parece que el despliegue de las nuevas antenas podría retrasarse en el viejo continente. ¿El motivo? El miedo a ser espiados.
Desde hace unos meses, los fabricantes chinos están en el punto de mira de las grandes potencias. Concretamente, desde los Estados Unidos han vetado la tecnología de Huawei y ZTE por considerar que espían a sus clientes, facilitando al gobierno asiático toda la información recopilada. El discurso de los americanos ha calado hondo y otros países (como Australia, Nueva Zelanda o Japón) han seguido sus pasos.
Ante esta situación, otros países y operadoras están en alerta, decidiendo si siguen apostando por mantener sus relaciones con los fabricantes chinos o frenan sus contratos. En caso de dejarse llevar por el miedo, el despliegue de la red 5G se vería muy afectada. Y es que, además de teléfonos u otros aparatos tecnológicos, Huawei desarrolla la infraestructura con la que se estaba equipando a Europa para mejorar su cobertura móvil. En definitiva, esta decisión conllevaría un estancamiento en el proceso de incluso varios años.
¿Cuáles son los verdaderos problemas que temen en EEUU?
Siempre se ha dicho que las empresas chinas se han visto obligadas a revelar toda la información a su gobierno. Pero ¿qué datos puede obtener Huawei o ZTE que suponga un problema para un país entero? Tras mucho indagar y leer todo tipo de especulaciones, hemos llegado a la conclusión de que hay dos corrientes. La primera es la comercial. Es decir, el temor al robo de ideas y tecnología.
No obstante, existe una segunda vía mucho más enrevesada: la militar. Y es que esta misma red de telecomunicaciones la usa tanto el pueblo llano como grandes empresas o grupos militares. Es decir, en caso de que realmente estos fabricantes pudieran espiar, tendrían acceso a datos de alto secreto, como bases militares en zonas no reveladas. Pero también iniciar una guerra cibernética, como ya hizo la propia EEUU con el gusano Stuxnet con el que la intención era sabotear el programa nuclear iraní.
Evidentemente, de ser este el caso, sí supone un verdadero problema de seguridad. No obstante, desde Huawei insisten en que su equipamiento es seguro y están ofreciendo a los diferentes países la posibilidad de analizar ellos mismos su red para garantizar que está todo en orden.
Por el momento, solo nos queda esperar a ver qué deciden desde las operadoras y los propios gobiernos. Desde la GSMA (la asociación internacional de operadores móviles) se plantea la opción de crear un sistema de certificación común. De esta forma, se podría avalar si los equipos de los fabricantes chinos son legítimos. Y es que, en caso de dejarlo atrás en el despliegue del 5G, los costes se van a elevar, tanto para operadoras como para futuros fabricantes.
¿Escuchan los aparatos de otras marcas, como Amazon o la propia Apple?
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