Pagar una pequeña multa, reparar un electrodoméstico averiado, llevar el coche al mecánico… Son muchos los imprevistos que podemos resolver gracias a un crédito rápido. No obstante, dada la gran variedad de productos que comercializan actualmente los prestamistas fintech, elegir el más adecuado no siempre es fácil. Por ello, a continuación identificaremos los problemas de liquidez más comunes y veremos qué sería mejor contratar en cada situación.
¿Un pequeño imprevisto? Mejor un mini préstamo
En primer lugar, imaginemos que necesitamos una suma relativamente pequeña de dinero para solucionar una urgencia puntual como abonar una factura atrasada. En estos casos, si podemos devolverlo al mes siguiente, pedir un minicrédito puede ser una buena opción. Y es que estos préstamos inmediatos nos permiten obtener entre 50 y 1.000 euros (300 euros si es la primera vez que los pedimos) en pocos minutos a devolver en hasta 30 días.
Su principal hándicap, sin embargo, es su interés elevado, que generalmente es de una media del 1% diario. Pero si sabemos buscar, es muy probable que encontremos empresas que nos den un primer crédito rápido sin intereses y sin comisiones, es decir, totalmente gratuito. Con estos productos, al llegar el día del vencimiento solo tendríamos que devolver la cantidad de dinero prestada.
Un buen ejemplo sería Vivus, una compañía que nos puede prestar hasta 300 euros sin coste alguno si somos nuevos clientes. El plazo para devolverle el crédito mediante un único pago es de entre siete y 30 días.
¿Necesitas más de 500€? Busca un crédito rápido a plazos
Pero ¿qué pasa si necesitamos más de 500 euros para, por ejemplo, hacer una reparación importante a nuestro coche? Ante esta tesitura, quizás es más adecuado buscar préstamos rápidos que podamos devolver en cuotas durante varios meses. Las condiciones pueden variar dependiendo de la empresa, pero la mayoría nos pueden prestar entre 500 y 3.000 o 5.000 euros a devolver en entre dos meses y cuatro o cinco años.
Actualmente, hay dos tipos de productos que nos pueden venir bien para conseguir el dinero:
- Préstamos: en este caso, nos prestarán una suma de dinero determinada que tendremos que reembolsar del modo acordado.
- Líneas de crédito: con este producto, en cambio, nos darán la opción de hacer retiradas de dinero cuando queramos sin superar un límite determinado.
En ambos casos, el interés suele ser de una media del 100% TIN anual. Los primeros productos son más adecuados si solo necesitamos el dinero puntualmente y tenemos muy claro para qué lo usaremos. No obstante, es conveniente que también miremos varias líneas por si encontramos una con un mejor precio y nos permite disponer de golpe del crédito que necesitemos.
¿Quieres cubrirte las espaldas? Opta por una línea de crédito
Finalmente, si preferimos tener la opción de disponer de dinero rápido durante todo el año, puede que nos venga bien contratar una línea de crédito. Como hemos explicado, estas nos permiten retirar la suma que nos interese en cada momento y, además, pudiendo disponer nuevamente de las cantidades devueltas. Eso sí, debemos ser muy cuidadosos con estos productos, pues si no los utilizamos con responsabilidad, podemos acabar seriamente sobreendeudados.
Asimismo, debemos tener cuidado con las posibles comisiones por apertura (que se cobraría al formalizar el contrato) y por disposición (que se aplicaría en cada retirada). En ese sentido, Creditea puede ser una buena opción, ya que no nos cobrará nada ni por la apertura ni por la primera retirada, aunque sí a partir de la segunda (un cargo del 3,99%). Esta empresa ofrece entre 500 y 5.000 euros a devolver hasta en 36 mensualidades.
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