Pedir un préstamo es una operación muy común que la mayoría de la población lleva a cabo alguna vez en su vida. Se trata de pedir dinero a una entidad con la promesa de que tras un plazo determinado lo devolveremos junto a unos intereses.

Pero, claro, a los bancos y prestamistas no les basta con nuestra palabra: necesitan documentos que acrediten quiénes somos y que tenemos la capacidad de reembolsar lo prestado. ¿Y cuáles son esos documentos? Pues depende sobre todo del tipo de préstamo que pedimos, así como del importe a solicitar.

Por lo general, y como es lógico, se requiere más documentación cuanto mayor es el préstamo, especialmente cuando se solicita en un banco y no en una financiera.

Esta es la documentación que se requiere, en general, cuando pedimos un préstamo personal a un banco o caja:

  • NIF de los titulares
  • Contrato de trabajo
  • Último recibo de hipoteca u otros préstamos
  • Vida laboral
  • Si estás separado/a, convenio y sentencia
  • Si eres autónomo, última declaración del IRPF e IVA
  • Si hay aval inmobiliario: nota simple, escrituras y tasación o pretasación

Eso en el caso de préstamos bancarios. Si hablamos de créditos rápidos o minicréditos, la cosa suele relajarse bastante, dependiendo de cada entidad. Algunas, incluso, sólo requieren un número de móvil y una cuenta corriente, como es el caso de Via SMS.

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