Si te decides a solicitar un préstamo personal, es porque estás seguro de que podrás devolver el dinero con sus intereses dentro del plazo de reembolso. Sin embargo, tu situación económica puede cambiar, sobre todo cuando el mercado laboral sufre los efectos de una crisis, como ha sucedido en los últimos años. Afortunadamente, algunos créditos personales incluyen la posibilidad de no pagar una parte o la totalidad del importe de las cuotas durante un tiempo: es lo que se conoce como período de carencia.

¿Qué créditos personales permiten solicitar un período de carencia?

En la práctica, cualquier crédito al consumo puede incluir un período de carencia. No obstante, lo más habitual es que la encuentres en préstamos personales dirigidos a personas que no disponen de unos ingresos recurrentes. Por ejemplo, los estudiantes.

Otra característica de los préstamos personales con carencia es su plazo de reembolso. Y es que, normalmente, éste es más largo que el de los créditos que no la incluyen. A su vez, dependiendo de las condiciones establecidas por la entidad prestamista, el período de carencia lo puedes solicitar al inicio de la vida del crédito o más adelante.

Además, debes saber que existen dos tipos de carencia en los préstamos personales:

  • Carencia total: un préstamo personal con carencia total te da la posibilidad de no pagar absolutamente nada durante un tiempo determinado.
  • Carencia parcial o de capital: en cambio, si pides un préstamo personal con carencia parcial, durante el período de carencia podrás pagar sólo los intereses del mismo.

La carencia de los préstamos personales, una opción útil pero cara

Solicitar préstamos personales con carencia te puede ir muy bien si crees que tu situación económica puede cambiar durante los próximos años y prevés que no serás capaz de pagar el importe de las cuotas. Por ejemplo, si vas a comenzar una carrera y pides un préstamo para estudiantes con carencia total de cinco años, podrás cursar tus estudios y no pagar ninguna cuota hasta que lo acabes.

Sin embargo, la carencia de los créditos personales es también una opción costosa. Veámoslo con el siguiente ejemplo: supón que tienes un préstamo de 10.000 euros a devolver en ocho años y al 9 % TAE.

  • En caso de no pedir carencia, tu cuota mensual sería de 146,50 euros y acabarías abonando un total de 14.064,27 euros a la entidad.
  • En cambio, si pides una carencia inicial de dos años, tendrás que pagar lo siguiente:
    • Con carencia de capital: en este caso, pagarás una cuota de 75 euros durante el periodo de carencia y de 180,26 euros durante el resto del plazo para un total de 14.778,28 euros.
    • Con carencia total: si te decantas por esta opción, no pagarás nada durante los dos primeros años, pero las cuotas del periodo posterior serán de 215,66 euros para un total de 15.527,57 euros.

O sea, que como puedes ver, la carencia total es la opción más cara, seguida de la carencia parcial o de capital. Y es que ese alargamiento del plazo tiene un coste que deberás asumir.

¿Existen otras maneras de evitar el impago de un crédito al consumo?

Como ves, pedir préstamos personales con carencia te puede venir bien si no puedes hacer frente a las mensualidades, pero es una opción por la que debes pagar. Sin embargo, existen otras maneras de reducir o eliminar temporalmente el importe de las cuotas.

Por ejemplo, puedes alargar el plazo de reembolso algunos meses o años para que la cuantía de las mensualidades sea un poco más asequible, aunque al final también acabarás pagando más dinero en intereses. Algunos créditos ofrecen otras alternativas, como el Crédito Directo de Cofidis. Esta entidad dispone del servicio “Comodín”, que te permite aplazar el pago de una mensualidad sin coste adicional y sin que eso suponga un cambio en el importe de las cuotas posteriores o de las condiciones de financiación.

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