Cada vez hay más personas que, en vista de lo altos que están los precios de la vivienda en ciertas ciudades, deciden construirse una casa por su cuenta. En estos casos, la operación se tiene que financiar con una hipoteca autopromotor (si no se puede pagar al contado), un producto diseñado específicamente para esta finalidad. Pero ¿cuáles son las particularidades de estos préstamos? Y ¿qué requisitos hay que reunir para poder contratarlos? En este artículo trataremos de resolver ambas dudas.
Las hipotecas para construcción se conceden por fases
La principal diferencia entre una hipoteca autopromotor y una para compra de vivienda, más allá de la finalidad, es que con el primer producto el banco no presta todo el dinero de golpe. Como es lógico, querrá asegurarse de que la obra vaya según lo previsto, así que nos entregará el crédito en varias fases:
Fase suelo
En cuanto apruebe nuestra solicitud, nos dará alrededor del 50% del importe del préstamo para que se inicie la edificación. Ese dinero bastará para que la empresa de construcción compre los materiales y comience con la obra.
Fase de certificaciones
Habrá un momento, sin embargo, en el que la constructora necesitará más dinero para continuar. Será en este punto cuando se inicie una nueva fase, durante la que el banco irá haciendo pagos en varios plazos. Antes de cada abono, sin embargo, exigirá que el arquitecto encargado del proyecto certifique que la obra avanza según lo previsto.
Fase de final de obra
Al terminar la edificación, la entidad le pedirá al arquitecto que certifique el final de las obras y que la vivienda ha quedado habitable. Una vez completado este trámite, nos entregará el dinero restante para pagar a la constructora, que suele ser un 20% del importe de la hipoteca.
En general, el banco dará un plazo de hasta dos años para que se construya la casa. Durante ese tiempo, se nos aplicará una carencia parcial para que podamos pagar solo los intereses del préstamo hipotecario.
¿Quién puede contratar una hipoteca autopromotor?
Ya hemos visto cuál es el funcionamiento de las hipotecas para construcción, pero ¿cuáles son los requisitos para acceder a estos productos? Los desglosamos a continuación:
- Solvencia y ahorros: debemos tener una situación laboral estable, unos ingresos suficientes para pagar las cuotas y pocas deudas. También es necesario contar con ahorros, pues estos préstamos suelen cubrir hasta el 80% del coste de la obra.
- Terreno en propiedad: en la mayoría de los casos, también tendremos que certificar que el terreno sobre el que queremos edificar nuestra futura vivienda es nuestro. Hay bancos, eso sí, que también pueden financiar la compra del terreno.
- Permisos y licencias en regla: para terminar, deberemos contar con la licencia de obra del ayuntamiento, un proyecto de ejecución hecho por un arquitecto y validado por su Colegio, un presupuesto y un certificado de eficiencia energética.
En principio, si cumplimos estas condiciones, podremos acceder a una hipoteca autopromotor, aunque todo dependerá de la política de aprobación de cada entidad. Eso sí, al tratarse de una obra que puede alargarse unos años, es importante que nos aseguremos de tenerlo todo bien planificado y de poder afrontar los distintos gastos que surgirán durante el proceso (tasación, impuestos, etc.).
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