Aunque no lo parezca, la venta de una casa es una de las transacciones más emocionales que existe. Estamos dejando atrás el lugar que fue nuestro refugio por un tiempo y donde vivimos tantas cosas hermosas y, por su parte, el comprador está adquiriendo un sueño y una promesa de futuro. Una decisión que se dice fácil, pero que no lo es. Por este motivo, si nuestra intención es vender rápido la vivienda, debemos hacer todo lo posible para que los interesados caigan rendidos ante los encantos de nuestra casa a primera vista. Todos sabemos que, una vez que se recibe un flechazo, no hay vuelta atrás.

Prepara la casa para que atraiga todas las miradas

Para seducir tenemos que crear un deseo o, incluso, una necesidad. Esta es una de las reglas de oro de la seducción que bien podemos aplicar para lograr vender rápido nuestra casa. Debemos tener en cuenta que nos encontramos en un mercado muy competitivo, por lo que sí queremos destacar por encima del resto tenemos que lograr que nuestro piso sea el más bonito del barrio.

Pero, para lograr esto, debemos tener en cuenta tres básicos indispensables:

Desligate sentimentalmente de la casa y se objetivo

Seguramente, desde nuestro punto de vista, nuestra vivienda no tiene ningún defecto y cualquier comprador estaría encantado de la vida de vivir en ella. Y esto no necesariamente tiene que ser cierto, porque si la casa la decoramos a nuestro gusto, este no tiene que ser el mismo de los compradores.

Por este motivo, es importante que dejemos a un lado el vínculo sentimental que tenemos con el piso. Es decir, tenemos que estar dispuestos a apartar nuestras preferencias peculiares para darle paso a la neutralidad en la decoración de la casa, ya que el objetivo es lograr que la vivienda le guste al mayor número de personas. En otras palabras: nuestra colección de figuras de la infancia o los platos de gatitos que tenemos colgados en la pared es mejor apartarlos de la vista.

La limpieza y el orden lo son todo

Una casa que luzca reluciente y que, por supuesto, huela bien es del agrado de todo el mundo Por esto, debemos esforzarnos en limpiar hasta el último rincón de la casa y asegurarnos de mantenerla en este estado durante el proceso. Más aún si tenemos mascotas; aunque nosotros amemos a los animales, no todo el mundo tiene por qué hacerlo.

Además, debemos evitar tener objetos desperdigados por toda la casa e intentar en la medida de lo posible de aligerar el espacio. Si, por ejemplo, tenemos muchos muebles podemos contratar un trastero durante el tiempo en que estemos recibiendo visitas. Esto nos puede costar entre 30 euros y 200 euros, dependiendo del tamaño.

Refresca la imagen del piso sin gastar mucho dinero

La venta de una casa es una operación que trae consigo muchos gastos, por esto muchos vendedores no se plantean invertir en re-decorar el piso que van a vender. Pero esto es un error que nos puede hacer perder valiosas oportunidades. Además, no es necesario gastar mucho dinero, ya que con pequeños cambios podemos darle un lavado de cara completo a la vivienda.

En este sentido, tiendas low cost como Ikea o Leroy Merlín pueden ser nuestras mejores aliadas. En estas podemos adquirir algunas lámparas para mejorar la iluminación de la vivienda por menos de 20 euros o nuevos textiles como alfombras y cojines por menos dinero del que gastaríamos en una cena.

La honestidad desde la primera cita es la clave del éxito

Una vez que hemos logrado que nuestro piso sea el más guapo de todo el barrio, tenemos una parte del camino recorrido. Pero ninguno de nuestros esfuerzos nos valdrá si los interesados abandonan la vivienda con inseguridades.

Por esto, debemos procurar que la visita sea amena y mostrarnos dispuestos a resolver todas las dudas que tengan los compradores sobre la vivienda y las condiciones de la venta. Ser empáticos, amables y abiertos nos puede abrir muchas puertas. Además, la honestidad es fundamental, por esto no debemos ocultar información de peso para un hipotético futuro dueño. Al fin y al cabo, la confianza es la base para que ese chispazo del inicio perdure.

Por ejemplo, debemos comentar de forma transparente si la vivienda tiene cargas jurídicas, si el gasto energético de la vivienda es alto o si, por ejemplo, se acercan futuras derramas de la comunidad por reparaciones de la finca. Una conversación abierta sobre estos temas puede hacer que la relación empiece con buen pie y se concrete una feliz venta.