El proceso de vender un piso tiene cierto grado de complejidad y, generalmente, toma algo de tiempo. Sin embargo, llega ese momento en que, tras recopilar el extenso papeleo y promocionar al máximo la venta, encontramos al anhelado comprador para nuestra casa. A partir de allí, todo se acelera y muchas veces por la alegría de haber cerrado el negocio no caemos en cuenta de la envergadura de lo que se avecina: vaciar el piso que fue nuestro hogar y mudarnos. Aunque esta fase suele ser un poco agobiante, existen algunos consejos que podemos seguir para hacerla más fácil y llevadera.

Planifica la mudanza con antelación

Generalmente, cuando nos toca dar este paso tras vender nuestra casa, no sabemos por dónde empezar. Por esto, es importante que empecemos a planificar el traslado cuando tengamos una fecha definida para firmar en notaria. Si dejamos todo para el último minuto el proceso puede ser caótico y estresante. Así que es conveniente ser organizados y empacar nuestras cosas con tiempo.

Además, si vamos a contratar a una compañía de mudanzas para que nos ayude, conviene investigar diferentes propuestas con antelación para comparar las tarifas y las condiciones del servicio que nos ofrecen. Así podemos elegir y reservar la que más que nos conviene. De lo contrario, podríamos terminar pagando más de lo previsto.

A lo Marie Kondo: antes de empacar, tira o dona lo que ya no uses

Una mudanza es una oportunidad para deshacernos de todos aquellos objetos que no utilizamos. Por esto, si hacemos la mudanza con tiempo, podemos clasificar nuestros enseres personales y quedarnos solo con aquellos que de verdad necesitamos

De esta manera, podemos reducir el volúmen de lo que tenemos que transportar y ocuparemos menos espacio en el camión de la mudanza. Esto se puede traducir en un ahorro de dinero al tener que realizar menos viajes o contratar la ayuda de los profesionales por menos horas.

Empieza por lo que menos utilices y etiqueta cada uno de los paquetes

Una vez que decidimos qué tirar y qué conservar, debemos empezar a embalar. Es recomendable hacerlo con aquellos artículos que no usamos a menudo. Por ejemplo, si tenemos una biblioteca llena de libros, podemos comenzar con aquellos que no estamos leyendo. Estos son pesados y ocupan mucho espacio, por lo que es aconsejable utilizar cajas pequeñas para poder sostener su peso.

Además, es conveniente rotular cada una de las cajas y paquetes con su contenido. Así, una vez estemos en la casa nueva, podremos saber en dónde está cada cosa.

Utiliza papel burbuja para lo frágil y bolsas de basura para los textiles

Es aconsejable utilizar papel de burbuja para embalar los objetos frágiles o aquellos que se puedan romper con facilidad. Así los podremos transportar con la debida protección. Este se puede adquirir en cualquier colmado del barrio y no pagaremos más de cinco euros por un rollo de 10 metros

Además, algunos textiles como, por ejemplo, edredones, sábanas y almohadas, los podemos transportar en bolsas grandes de basura. Aunque esta estrategia es poco elegante nos puede permitir ahorrar dinero, ya que estas son mucho más económicas que las cajas. Sumado a esto, nos pueden ayudar a optimizar el espacio y a servir de soporte para proteger artículos delicados durante el viaje del camión de la mudanza.

 Destina una habitación para apilar las cajas y los paquetes

Para facilitar el embalaje es recomendable apilar todo lo empaquetado en una sola habitación. Así no tendremos cajas desperdigadas por toda la casa entorpeciendo nuestro paso. Además, esto facilitará el vaciado de la vivienda, ya que conservaremos cierto orden. 

Asimismo, al llegar a la casa nueva y si el espacio nos lo permite, es aconsejable agrupar las cajas y colocarlas en la habitación que corresponda o en una contigua. Por ejemplo, poner los paquetes del salón, en el salón, etc. De esta manera, será mucho más fácil poner las cosas en su nuevo sitio.

En definitiva, si seguimos estos simples consejos, tras la alegría de haber vendido nuestro piso, podemos sobrellevar el tedioso proceso de la mudanza de la mejor manera posible y sin agobiarnos.