Todos los expertos coinciden en que las hipotecas que se conceden ahora son las más baratas de la historia gracias, principalmente, al actual escenario de bajos tipos. Así, no es extraño que los que firmaron su préstamo hace años quieran cambiar sus condiciones para mejorarlas. La operación con la que puede llevarse esto a cabo se llama novación, pero ¿qué permite modificar exactamente? En este artículo vemos qué cláusulas se pueden “tocar” y cuáles son los pasos a seguir para conseguirlo.

Cómo se puede cambiar la hipoteca con esta operación

Por definición, la novación consiste en sustituir una obligación por otra. En el caso de las hipotecas, esto se traduce en modificar cualquier condición previa por una nueva, siempre mediante un pacto entre las partes (el banco y los titulares). Por lo tanto, con esta operación se puede cambiar absolutamente cualquier cláusula de la escritura original.

Hay que decir, eso sí, que no todos los cambios son para bien. Veamos qué modificaciones sí nos pueden ayudar a pagar menos o a conseguir unas condiciones más ventajosas:

  1. Bajar el interés para pagar unas cuotas más bajas: podemos pactar una rebaja del tipo aplicado para que el importe de las mensualidades sea más reducido. Asimismo, podemos acordar la eliminación de comisiones o de productos combinados para obtener un mayor ahorro.
  2. Pasarse del tipo variable al fijo o viceversa: si preferimos pagar siempre lo mismo, es posible cambiar el interés para convertirlo en un valor fijo. Y si queremos ligarnos al euríbor, podemos hacerlo a la inversa.
  3. Ampliar el capital de la hipoteca: si necesitamos un dinero para una reforma u otros menesteres, también podemos pedir una modificación de condiciones para que nos amplíen el capital del préstamo.
  4. Reducir o prolongar el plazo de reembolso: la novación nos permite extender el período de amortización para que se reduzca el importe de las cuotas o acortarlo para pagar menos a la larga en intereses.
  5. Eliminar cláusulas peligrosas o potencialmente abusivas: para terminar, con esta operación es posible suprimir, por ejemplo, un suelo hipotecario, el índice IRPH u otras cláusulas consideradas abusivas o poco aconsejables.

En este último caso, sin embargo, es importante no firmar el acuerdo de no reclamación que nos puede proponer el banco, pues nos impediría denunciarlo ante los juzgados para obtener una compensación económica.

¿Cómo funciona una novación?

Ya sabemos qué aspectos podemos cambiar de una hipoteca, pero ¿cómo es el proceso para llevar a cabo estas modificaciones? En principio, es tan fácil como contactar con el banco y presentarle nuestra propuesta de mejora. El propio personal de la entidad se encargará de estudiar la viabilidad de la operación y nos comunicará si se podría realizar, presentando quizás una contraoferta.

A partir de ahí, si aceptamos la propuesta del banco, se realizará un análisis de riesgos y, al cabo de unos días, se nos entregará una oferta en firme con un carácter vinculante mínimo de 10 días. Asimismo, la entidad nos tendrá que facilitar la misma documentación que se da cuando se solicita una nueva hipoteca.

Finalmente, si aceptamos la oferta, solo quedará hacer una provisión de fondos para pagar los gastos que correspondan y concertar una cita con el notario. Tras la firma de la escritura de novación, los cambios se inscribirán en el Registro y la escritura quedará oficialmente modificada.

¿Y si no me aceptan la novación de hipoteca?

Como hemos dicho, para realizar una novación es imprescindible el visto bueno del banco. Si no lo conseguimos, podemos tratar de mejorar nuestra hipoteca por otras dos vías: trasladándola a otra entidad (subrogación de acreedor) o contratando un nuevo préstamo con unas condiciones más ventajosas para cancelar el actual.

De las dos operaciones, la de la subrogación nos puede salir más a cuenta, pues no hay que pagar gastos de cancelación. Si queremos saber cómo funciona, podemos descargar la siguiente guía gratuita de HelpMyCash.com: