Según el Instituto Nacional de Estadística, los que se hipotecan se decantan mayoritariamente por un interés fijo. Ahora bien, contratar una hipoteca variable, aunque sea una opción mayoritaria, también puede ser conveniente; especialmente ahora que el euríbor cotiza en mínimos históricos. En este artículo damos tres razones de peso para apostar por esta modalidad y, para ponerlo todo en perspectiva, presentamos también un motivo para no hacerlo.

¿Por qué puede ser buena idea hipotecarse a tipo variable?

Aunque nuestra cuota pueda cambiar en cada revisión del contrato, ligarnos al euríbor tiene muchas ventajas. A continuación repasamos las tres más destacadas:

1. Pagarás una cuota más barata a corto plazo

Para empezar, si firmamos una hipoteca variable, disfrutaremos de un interés más bajo. Actualmente, estos productos tienen un tipo medio de euríbor más 1% (con un fijo inicial de en torno al 1,99% el primer año), mientras que los créditos a tipo fijo tienen un interés de alrededor del 1,50%.

Por lo tanto, mientras el euríbor se mantenga por debajo de una media del 0,50%, pagaremos una cuota más baja. Este índice cotiza ahora en mínimos históricos (-0,481% en mayo de 2021), así que el interés variable medio es sensiblemente inferior que el fijo.

2. Te cobrarán menos si pagas por adelantado

Otra ventaja de las hipotecas variables es que tienen una comisión más baja por la amortización anticipada. Por ley, esta no puede superar el 0,25% si se adelanta capital durante los primeros tres años o el 0,15% si se hace durante los primeros cinco años (0% después de ese período en ambos casos).

En las fijas, en cambio, la comisión máxima por pagar una parte o toda la hipoteca por adelantado es más alta: 2% durante los primeros 10 años y 1,50% después. En consecuencia, es una modalidad menos conveniente si tenemos previsto realizar amortizaciones anticipadas.

Si no quieres pagar nada por este concepto, puedes buscar bancos que no cobren comisiones por amortización anticipada o negociar con la entidad para que no la incluya en el contrato.

3. Puedes tener más tiempo para devolver el dinero

Finalmente, hay que destacar que estos productos suelen tener un plazo máximo de 30 años, que puede llegar a alcanzar los 35 o 40 años en algunos casos. En cambio, ninguna hipoteca a tipo fijo tiene un plazo de más de 30 años y muchas se pueden devolver, como máximo, en 25 años.

¿Y por qué no podría salirte a cuenta una hipoteca variable?

Sin embargo, las hipotecas variables también tienen sus desventajas. Y la principal es que si el euríbor sube en el futuro, su interés también lo hará, por lo que las cuotas a pagar se encarecerán. Esta inestabilidad nos dificultará hacer una buena planificación económica y también nos puede generar problemas si las mensualidades aumentan mucho.

A corto plazo, la mayoría de las previsiones apuntan a que el euríbor seguirá sin grandes cambios hasta finales de 2022. No obstante, a medio plazo sí podría subir si aumenta la inflación, lo que encarecería nuestra hipoteca variable. Por lo tanto, es importante que valoremos si estamos dispuestos a asumir este riesgo a cambio de pagar menos durante los primeros años de vida del préstamo.

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