Usualmente, las parejas piden préstamos personales juntas para financiar un proyecto en común. Aunque también puede pasar que una persona no tenga un perfil financiero lo suficientemente bueno como para que le aprueben el crédito en solitario, por lo que debe recurrir a la pareja o a una tercera persona que ofrezca suficientes garantías (ingresos suficientes y recurrentes, trabajo fijo, sin deudas pendientes, etc.) de que se vaya a devolver el dinero prestado. En cualquier caso, podemos preguntarnos ¿qué responsabilidades asumimos al pedir un préstamo en pareja?, ¿y qué puede pasar con el bien financiado en caso de una ruptura? Aquí vamos a resolver estas dudas.

1. Compartir la responsabilidad sobre el préstamo

Cuando firmamos un préstamo con cotitular significa que somos dos personas las que pedimos el préstamo y ambas seremos igualmente responsables de reembolsar todo el dinero. De cara a las entidades financieras, las dos personas podrán acceder al dinero por igual y tendrán la misma obligación de devolverlo. Por ello, ser cotitular de un crédito conlleva un riesgo importante porque se es tan responsable como el titular de hacer frente a los pagos. Esto puede suponer un problema para quienes tengan una relación sentimental, o un vínculo familiar o laboral, que pueda acabar rompiéndose si uno de los dos deja de asumir su responsabilidad sobre el pago del crédito.

2. Definir la propiedad del bien financiado

Si, por ejemplo, queremos financiar la compra de un coche, ¿quién de los dos será el dueño? Si es de los dos, lo ideal sería que el coche esté a nombre de los dos y que ambos asuman el pago de las cuotas mensuales durante toda la vida del crédito. Por eso es importante hablar claramente sobre la finalidad que tendrá el dinero prestado, cómo se compartirá el bien financiado, y quién será el dueño del mismo.

No es aconsejable que dos personas contraten un crédito cuando el dinero lo va a utilizar solamente uno de los dos, generalmente, quien figura como titular, para pagar un gasto que solo le atañe a este. En ese caso, lo ideal es buscar otras opciones de financiación en las que no sea necesario que participen dos titulares. Por ejemplo, Cofidis ofrece un Préstamo Personal para un solo titular que permite financiar gastos de hasta 60.000 euros a un tipo de interés de desde 4,95% TIN (5,06% TAE), un precio por debajo de la media situada en 8,20% TAE, según los datos de agosto del Banco de España. Además, no tiene comisiones, no es necesario cambiar de banco ni estamos obligados a contratar ningún producto adicional.

3. Anticiparse en caso de ruptura

En caso de separación, la pareja seguirá teniendo un préstamo común que pagar, por lo que lo recomendable es contemplar esta posibilidad antes de contratar el préstamo. Lo ideal es hablarlo antes de firmar el contrato y acordar qué pasará si esto ocurre. Además, si es posible, estos acuerdos deberían dejarse por escrito. En caso de una ruptura, tenemos estas recomendaciones:

  • Prevenir acortando el plazo de devolución. Una manera de ahorrarnos problemas con la pareja es reduciendo el plazo de reembolso del crédito. Será mejor para los dos cuanto antes acabemos de devolver el dinero.
  • Pagar el crédito por completo. Si ocurre una ruptura, lo ideal es cancelar la totalidad del préstamo anticipadamente. Es la mejor opción si se trata de un bien que puede asumir uno de los dos o que pueda venderse, y cuando el importe a cancelar puede ser asumido por una de las partes.
  • Cambiar la titularidad del préstamo. En este caso, podemos intentar negociar con la entidad el cambio de titularidad del contrato de préstamo. Aunque, en general, las entidades financieras están poco dispuestas a hacerlo porque aumenta el riesgo de reembolso. Esta puede ser una buena opción si no se cuenta con el dinero suficiente para cancelar todo el crédito y si la entidad puede mantener las condiciones del préstamo tras el cambio de titular.

Debemos ser conscientes de que mientras el crédito esté a nombre de los dos titulares, para la entidad financiera ambos son responsables de devolver el crédito.