Elegir el tipo de tarifa de luz más conveniente para nuestro hogar es una tarea importante, ya que es un gasto que debemos asumir mes a mes . Además, es muy probable que no cambiemos de compañía al mínimo roce. Por ello, en esta ocasión no queremos hacer un repaso por las tarifas más económicas ni por las que ofrecen los mejores descuentos, sino por esas modalidades que parece que van a ser muy económicas y pueden ser un auténtico problema.

Tarifas eléctricas que regalan horas de luz

Conseguir nuevos clientes no les resulta fácil a las compañías eléctricas. No es que los consumidores estemos satisfechos con nuestras facturas, sino que es un mercado poco agradecido a la hora de comparar planes. Por ello, muchas eléctricas se apoyan en las ofertas comerciales llamativas para atraer a los más indecisos. Ahora bien, hay que ir con mucho cuidado ante este tipo de ofertas.

De entre todas las propuestas que podemos encontrar en el mercado, existe una a la que debemos prestar especial atención. Hablamos de la tarifa de luz que promete regalarnos horas de electricidad. Aunque de primeras todo parece a nuestro favor, lo cierto es que muchos usuarios señalan que llegado el momento, la energía gratis brilla por su ausencia. Bien porque no aplica las horas gratuitas cuando toca o porque resta menos kWh de los consumidos realmente en ese tiempo, los clientes tenemos pocas formas de demostrar que la compañía no está cumpliendo su parte del acuerdo.

Obviamente, aquí el contador inteligente debería ser nuestro mejor aliado. No obstante, no siempre tenemos acceso a los datos recopilados por dicho aparato, de ahí que surjan los primeros conflictos. Así, ante esta situación, es preferible apostar por las promociones que aplican un descuento estable para el consumo o la potencia.

Tarifas planas: un saco sin fondo

La otra tarifa de luz que supone un verdadero problema para los consumidores más despistados es la modalidad Plana. Este tipo de tarifa nos ofrece pagar cada mes lo mismo independientemente del consumo, evitando así desajustes presupuestarios. Es decir, está pensada para aquellos clientes que no quieren llevarse sustos.

Una vez más, lo que parece ser una versión perfecta para llegar a final de mes con tranquilidad, se torna un problema cuando acaba el año. Y es que, aunque cada mes pagamos lo mismo, no implica que consumamos siempre igual. De hecho, este tipo de tarifa de luz crea una falsa sensación de tranquilidad, la cual provoca que acabemos gastando más de lo que haríamos con una modalidad clásica.

Como consecuencia, cuando a final de año la compañía revise cuánto hemos consumido y lo contraste con los kWh que contratamos, tendremos una factura mucho más elevada de lo que podríamos esperar. Y es que, lógicamente, todo ese gasto extra nos lo cobrarán y lo harán a precio de oro. De hecho, el precio del kWh adicional llega a costar el doble de lo que pagaríamos con una tarifa de luz convencional.

Entonces, ¿solo podemos contratar la tarifa de luz clásica?

Aunque las propuestas comerciales de las eléctricas pueden tener gancho, queda claro que no siempre serán las mejores para nuestro bolsillo. No obstante, no implica que solo podamos ceñirnos a la modalidad clásica. Si tenemos muy claro que nuestro consumo es estable año tras año, la tarifa plana no es mala opción del todo. Por ejemplo, si el suministro es de una casa de vacaciones o si somos muy controladores.

Por otro lado, existen otras versiones que nos permiten ahorrar, aunque no recen que nos regalan energía. Por ejemplo, las versiones con discriminación horaria llegan a dejar el kWh al 50% en las horas nocturnas. Por no mentar que muchas compañías ofrecen descuentos siempre que contratemos sus tarifas online. En definitiva, solo debemos ser cautelosos y leer bien las condiciones para evitar caer en las tarifas trampa.