Las obligaciones subordinadas son productos de renta fija a largo plazo que suelen contar con una elevada rentabilidad, aunque también con un alto riesgo y una baja liquidez. Debe quedar claro ante todo que no son depósitos, ya que sólo están garantizados por el banco emisor, y que además es deuda de peor calidad que los bonos o pagarés.

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¿Cómo funcionan las obligaciones subordinadas?

La deuda subordinada es un producto con una fecha de emisión y una fecha de cierre determinadas que cotiza en un mercado secundario. Esto significa que, si queremos recuperar nuestro dinero antes de que acabe el plazo (suelen ser largos, a más de 5 años) tendremos que venderlo en este mercado, con lo que es muy probable que perdamos parte del capital. Por tanto, en las obligaciones subordinadas el capital no está garantizado en caso de cancelación anticipada, o lo que es lo mismo, tiene baja liquidez.

Riesgo de las obligaciones subordinadas

Uno de los factores que más preocupa a los españoles en estos tiempos es el riesgo de la inversión. Pues bien, en el caso de las obligaciones subordinadas, hay que tener en cuenta que existe un riesgo vinculado directamente a la solvencia de la entidad, por lo que tendremos que elegir bien en qué banco meter nuestro dinero (solvencia de los bancos españoles).

Existe un doble riesgo especial por parte de las obligaciones subordinadas:

  1. No están cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos
  2. Es deuda de peor calidad que bonos ordinarios o pagarés, por lo que en caso de quiebra de la entidad, los tenedores de subordinadas estarían por detrás de éstos en el orden de prelación

¿Esto qué significa? Pues que si la entidad quiebra, primero cobrarían los titulares de cuentas y depósitos, bonos, pagarés y deuda ordinaria en general, y si queda algo cobrarían los tenedores de obligaciones subordinadas. En el orden de prelación, sólo quedarían por detrás de las subordinadas los propietarios de participaciones preferentes y de acciones.

En definitiva, las obligaciones subordinadas son productos con una rentabilidad golosa, pero que pueden acabar haciéndonos perder una cantidad importante de dinero si (1) no elegimos bien el banco o (2) necesitamos el dinero de vuelta antes de finalizar el plazo pactado.

Y ahora, ¿qué quieres hacer?

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